Salmos 120-127
Reina-Valera Antigua
120 Cántico gradual. A JEHOVA llamé estando en angustia, Y él me respondió.
2 Libra mi alma, oh Jehová, de labio mentiroso, De la lengua fraudulenta.
3 ¿Qué te dará, ó qué te aprovechará, Oh lengua engañosa?
4 Agudas saetas de valiente, Con brasas de enebro.
5 Ay de mí, que peregrino en Mesech, Y habito entre las tiendas de Kedar!
6 Mucho se detiene mi alma Con los que aborrecen la paz.
7 Yo soy pacífico: Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.
121 Cántico gradual. ALZARÉ mis ojos á los montes, De donde vendrá mi socorro.
2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero; Ni se dormirá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda á Israel.
5 Jehová es tu guardador: Jehová es tu sombra á tu mano derecha.
6 El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal: El guardará tu alma.
8 Jehová guardará tu salida y tu entrada, Desde ahora y para siempre.
122 Cántico gradual: de David. YO me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.
2 Nuestros pies estuvieron En tus puertas, oh Jerusalem;
3 Jerusalem, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí.
4 Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado á Israel, Para alabar el nombre de Jehová.
5 Porque allá están las sillas del juicio, Las sillas de la casa de David.
6 Pedid la paz de Jerusalem: Sean prosperados los que te aman.
7 Haya paz en tu antemuro, Y descanso en tus palacios.
8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros Hablaré ahora paz de ti.
9 A causa de la casa de Jehová nuestro Dios, Buscaré bien para ti.
123 Cántico gradual. A TI que habitas en los cielos, Alcé mis ojos.
2 He aquí como los ojos de los siervos miran á la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva á la mano de su señora; Así nuestros ojos miran á Jehová nuestro Dios, Hasta que haya misericordia de nosotros.
3 Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros; Porque estamos muy hartos de menosprecio.
4 Muy harta está nuestra alma Del escarnio de los holgados, Y del menosprecio de los soberbios.
124 Cántico gradual: de David. A NO haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel;
2 A no haber estado Jehová por nosotros, Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3 Vivos nos habrían entonces tragado, Cuando se encendió su furor en nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente:
5 Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas soberbias.
6 Bendito Jehová, Que no nos dió por presa á sus dientes.
7 Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores: Quebróse el lazo, y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro es en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra.
125 Cántico gradual. LOS que confían en Jehová Son como el monte de Sión que no deslizará: estará para siempre.
2 Como Jerusalem tiene montes alrededor de ella, Así Jehová alrededor de su pueblo Desde ahora y para siempre.
3 Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la suerte de los justos; Porque no extiendan los justos sus manos á la iniquidad.
4 Haz bien, oh Jehová, á los buenos, Y á los que son rectos en sus corazones.
5 Mas á los que se apartan tras sus perversidades, Jehová los llevará con los que obran iniquidad: Y paz sea sobre Israel.
126 Cántico gradual. CUANDO Jehová hiciere tornar la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan.
2 Entonces nuestra boca se henchirá de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las gentes: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.
3 Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; Estaremos alegres.
4 Haz volver nuestra cautividad oh Jehová, Como los arroyos en el austro.
5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; Mas volverá á venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
127 Cántico gradual: para Salomón. SI Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican: Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guarda.
2 Por demás os es el madrugar á levantaros, el veniros tarde á reposar, El comer pan de dolores: Pues que á su amado dará Dios el sueño.
3 He aquí, heredad de Jehová son los hijos: Cosa de estima el fruto del vientre.
4 Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud.
5 Bienaventurado el hombre que hinchió su aljaba de ellos: No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta.