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Y DAVID tornó á juntar todos los escogidos de Israel, treinta mil.

Y levantóse David, y fué con todo el pueblo que tenía consigo, de Baal de Judá, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora en ella entre los querubines.

Y pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y lleváronla de la casa de Abinadab, que estaba en Gabaa: y Uzza y Ahio, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.

Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahio iba delante del arca.

Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda suerte de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, adufes, flautas y címbalos.

Y cuando llegaron á la era de Nachôn, Uzza extendió la mano al arca de Dios, y túvola; porque los bueyes daban sacudidas.

Y el furor de Jehová se encendió contra Uzza, é hiriólo allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.

Y entristecióse David por haber herido Jehová á Uzza: y fué llamado aquel lugar Pérez-uzza, hasta hoy.

Y temiendo David á Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir á mí el arca de Jehová?

10 No quiso pues David traer á sí el arca de Jehová á la ciudad de David; mas llevóla David á casa de Obed-edom Getheo.

11 Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom Getheo tres meses: y bendijo Jehová á Obed-edom y á toda su casa.

12 Y fué dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, á causa del arca de Dios. Entonces David fué, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom á la ciudad de David con alegría.

13 Y como los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, sacrificaban un buey y un carnero grueso.

14 Y David saltaba con toda su fuerza delante de Jehová; y tenía vestido David un ephod de lino.

15 Así David y toda la casa de Israel llevaban el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.

16 Y como el arca de Jehová llegó á la ciudad de David, aconteció que Michâl hija de Saúl miró desde una ventana, y vió al rey David que saltaba con toda su fuerza delante de Jehová: y menosprecióle en su corazón.

17 Metieron pues el arca de Jehová, y pusiéronla en su lugar en medio de una tienda que David le había tendido: y sacrificó David holocaustos y pacíficos delante de Jehová.

18 Y como David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y pacíficos, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos.

19 Y repartió á todo el pueblo, y á toda la multitud de Israel, así á hombres como á mujeres, á cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y fuése todo el pueblo, cada uno á su casa.

20 Volvió luego David para bendecir su casa: y saliendo Michâl á recibir á David, dijo: ­Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un juglar!

21 Entonces David respondió á Michâl: Delante de Jehová, que me eligió más bien que á tu padre y á toda su casa, mandándome que fuese príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel, danzaré delante de Jehová.

22 Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo á mis propios ojos; y delante de las criadas que dijiste, delante de ellas seré honrado.

23 Y Michâl hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.

Y ACONTECIO que, estando ya el rey asentado en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,

Dijo el rey al profeta Nathán: Mira ahora, yo moro en edificios de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.

Y Nathán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que Jehová es contigo.

Y aconteció aquella noche, que fué palabra de Jehová á Nathán, diciendo:

Ve y di á mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?

Ciertamente no he habitado en casas desde el día que saqué á los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que anduve en tienda y en tabernáculo.

Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado palabra en alguna de las tribus de Israel, á quien haya mandado que apaciente mi pueblo de Israel, para decir: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedros?

Ahora pues, dirás así á mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé de la majada, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;

Y he sido contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he talado todos tus enemigos, y te he hecho nombre grande, como el nombre de los grandes que son en la tierra.

10 Además yo fijaré lugar á mi pueblo Israel; yo lo plantaré, para que habite en su lugar, y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes,

11 Desde el día que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y yo te daré descanso de todos tus enemigos. Asimimso Jehová te hace saber, que él te quiere hacer casa.

12 Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo estableceré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y aseguraré su reino.

13 El edificará casa á mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

14 Yo le seré á él padre, y él me será á mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;

15 Empero mi misericordia no se apartaré de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.

16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será estable eternalmente.

17 Conforme á todas estas palabras, y conforme á toda esta visión, así habló Nathán á David.

18 Y entró el rey David, y púsose delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?

19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues que también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es ése el modo de obrar del hombre, Señor Jehová?

20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Tú pues conoces tu siervo, Señor Jehová.

21 Todas estas grandezas has obrado por tu palabra y conforme á tu corazón, haciéndolas saber á tu siervo.

22 Por tanto tú te has engrandecido, Jehová Dios: por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme á todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, en la tierra? una gente por amor de la cual Dios fuese á redimírsela por pueblo, y le pusiese nombre, é hiciese por vosotros, oh Israel, grandes y espantosas obras en tu tierra, por amor de tu pueblo, oh Dios, que tú redimiste de Egipto, de las gentes y de sus dioses?

24 Porque tú te has confirmado á tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre: y tú, oh Jehová, fuiste á ellos por Dios.

25 Ahora pues, Jehová Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, despiértala para siempre, y haz conforme á lo que has dicho.

26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y dígase: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.

27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón para hacer delante de ti esta súplica.

28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras serán firmes, ya que has dicho á tu siervo este bien.

29 Tenlo pues ahora á bien, y bendice la casa de tu siervo, para que perpetuamente permanezca delante de ti: pues que tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

DESPUÉS de esto aconteció, que David hirió á los Filisteos, y los humilló: y tomó David á Methegamma de mano de los Filisteos.

Hirió también á los de Moab, y midiólos con cordel, haciéndolos echar por tierra; y midió con dos cordeles para muerte, y un cordel entero para vida; y fueron los Moabitas siervos debajo de tributo.

Asimismo hirió David á Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él á extender su término hasta el río de Eufrates.

Y tomó David de ellos mil y setecientos de á caballo, y veinte mil hombres de á pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto cien carros de ellos que dejó.

Y vinieron los Siros de Damasco á dar ayuda á Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los Siros veinte y dos mil hombres.

Puso luego David guarnición en Siria la de Damasco, y fueron los Siros siervos de David sujetos á tributo. Y Jehová guardó á David donde quiere que fué.

Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y llevólos á Jerusalem.

Asimismo de Beta y de Beeroth, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran copia de metal.

Entonces oyendo Toi, rey de Hamath, que David había herido todo el ejército de Hadad-ezer,

10 Envió Toi á Joram su hijo al rey David, á saludarle pacíficamente y á bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido: porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram llevaba en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y de metal;

11 Los cuales el rey David dedicó á Jehová, con la plata y el oro que tenía dedicado de todas las naciones que había sometido:

12 De los Siros, de los Moabitas, de los Ammonitas, de los Filisteos, de los Amalecitas, y del despojo de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.

13 Y ganó David fama cuando, volviendo de la rota de los Siros, hirió diez y ocho mil hombres en el valle de la sal.

14 Y puso guarnición en Edom, por toda Edom puso guarnición; y todos los Idumeos fueron siervos de David. Y Jehová guardó á David por donde quiera que fué.

15 Y reinó David sobre todo Israel; y hacía David derecho y justicia á todo su pueblo.

16 Y Joab hijo de Sarvia era general de su ejército; y Josaphat hijo de Ahilud, canciller;

17 Y Sadoc hijo de Ahitud, y Ahimelech hijo de Abiathar, eran sacerdotes; y Seraía era escriba;

18 Y Benahía hijo de Joiada, era sobre los Ceretheos y Peletheos; y los hijos de David eran los príncipes.

15 Y SE llegaban á él todos los publicanos y pecadores á oirle.

Y murmuraban los Fariseos y los escribas, diciendo: Este á los pecadores recibe, y con ellos come.

Y él les propuso esta parábola, diciendo:

¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va á la que se perdió, hasta que la halle?

Y hallada, la pone sobre sus hombros gozoso;

Y viniendo á casa, junta á los amigos y á los vecinos, diciéndoles: Dadme el parabién, porque he hallado mi oveja que se había perdido.

Os digo, que así habrá más gozo en el cielo de un pecador que se arrepiente, que de noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento.

¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con diligencia hasta hallarla?

Y cuando la hubiere hallado, junta las amigas y las vecinas, diciendo: Dadme el parabién, porque he hallado la dracma que había perdido.

10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

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