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YO pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados;

Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos á los otros en amor;

Solícitos á guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Un cuerpo, y un Espíritu; como sois también llamados á una misma esperanza de vuestra vocación:

Un Señor, una fe, un bautismo,

Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros.

Empero á cada uno de nosotros es dada la gracia conforme á la medida del don de Cristo.

Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dió dones á los hombres.

(Y que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero á las partes más bajas de la tierra?

10 El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.)

11 Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores;

12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo;

13 Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo:

14 Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error:

15 Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;

16 Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor.

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