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TÉNGANNOS los hombres por ministros de Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.

Mas ahora se requiere en los dispensadores, que cada uno sea hallado fiel.

Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, ó de juicio humano; y ni aun yo me juzgo.

Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga, el Señor es.

Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también aclarará lo oculto de las tinieblas, y manifestará los intentos de los corazones: y entonces cada uno tendrá de Dios la alabanza.

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