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David censa al pueblo

(2 S. 24.1-25)

21 Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel. Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos estos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel? Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David. Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. Entre estos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.

Asimismo esto desagradó a Dios, e hirió a Israel. Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente. Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo: 10 Ve y habla a David, y dile: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una que yo haga contigo. 11 Y viniendo Gad a David, le dijo: Así ha dicho Jehová: 12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado. 13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.

14 Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres. 15 Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo. 16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio. 17 Y dijo David a Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mí, y contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.

18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo. 19 Entonces David subió, conforme a la palabra que Gad le había dicho en nombre de Jehová. 20 Y volviéndose Ornán, vio al ángel, por lo que se escondieron cuatro hijos suyos que con él estaban. Y Ornán trillaba el trigo. 21 Y viniendo David a Ornán, miró Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David. 22 Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo. 23 Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo. 24 Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste. 25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro. 26 Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto. 27 Entonces Jehová habló al ángel, y este volvió su espada a la vaina.

El lugar para el templo

28 Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Y el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón; 30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.

David hace un censo militar(A)

21 Satanás conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo. Entonces David dijo a Joab y a los comandantes del ejército:

—Vayan y hagan un censo militar que abarque desde Berseba hasta Dan, luego tráiganme el informe para que yo sepa cuántos pueden servir en el ejército.

Joab respondió:

—¡Que el Señor multiplique cien veces las tropas! Pero ¿acaso no son todos ellos servidores suyos? ¿Para qué quiere hacer esto mi señor el rey? ¿Por qué ha de hacer algo que traiga un castigo sobre Israel?

Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre la opinión de Joab, de modo que este salió a recorrer todo el territorio de Israel. Después regresó a Jerusalén y entregó a David los resultados del censo militar: En todo Israel había un millón cien mil que podían servir en el ejército, y en Judá, cuatrocientos setenta mil.

Pero Joab no contó a los de las tribus de Leví ni de Benjamín, porque para él era detestable la orden del rey. Dios también la consideró como algo malo, por lo cual castigó a Israel.

Entonces David dijo a Dios: «He cometido un pecado muy grande al hacer este censo. He actuado como un necio. Yo te ruego que perdones la maldad de tu siervo».

El Señor dijo a Gad, el vidente de David: 10 «Ve y dile a David que así dice el Señor: “Te doy a escoger entre estos tres castigos: dime cuál de ellos quieres que te imponga”».

11 Entonces Gad fue a ver a David y le dijo:

—Así dice el Señor: “Elige una de estas tres cosas: 12 tres años de hambre o tres meses de persecución y derrota por la espada de tus enemigos o tres días en los cuales el Señor castigará con plaga el país, y su ángel traerá destrucción en todos los rincones de Israel”. Piénsalo bien y dime qué debo responderle al que me ha enviado.

13 —¡Estoy entre la espada y la pared! —respondió David—. Pero es mejor que yo caiga en las manos del Señor, porque su compasión es muy grande, y no que caiga en las manos de los hombres.

14 Por lo tanto, el Señor mandó contra Israel una plaga y murieron setenta mil israelitas. 15 Entonces Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Y al ver el Señor que el ángel la destruía, se lamentó y dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!». En ese momento, el ángel del Señor se hallaba en el lugar donde Arauna[a] el jebuseo limpiaba el trigo.

16 David alzó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los jefes, vestidos de luto, se postraron sobre su rostro.

17 Y David dijo a Dios: «Señor y Dios mío, ¿acaso no fui yo el que dio la orden de censar al pueblo? ¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡He actuado muy mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia, pero no sigas hiriendo a tu pueblo!».

David construye un altar(B)

18 Entonces el ángel del Señor dijo a Gad: «Dile a David que suba y construya un altar para el Señor en el lugar donde Arauna el jebuseo limpia el trigo». 19 David se puso en camino, conforme a la palabra que Gad le dio en nombre del Señor.

20 Arauna se encontraba trillando y, al mirar hacia atrás, vio al ángel. Los cuatro hijos que estaban con él se escondieron. 21 Al ver Arauna que David se acercaba al lugar donde limpiaba el trigo, salió a recibirlo y rostro en tierra se postró delante de él. 22 David le dijo:

—Véndeme una parte de este lugar para construirle un altar al Señor, a fin de que se detenga la plaga que está afligiendo al pueblo. Véndemela por su verdadero precio.

23 Arauna contestó a David:

—Mi señor y rey, yo se la regalo, para que haga usted en ella lo que mejor le parezca. Yo mismo le daré los bueyes para los holocaustos, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda de cereal. Todo se lo regalo.

24 Pero el rey David respondió a Arauna:

—Eso no puede ser. No tomaré lo que es tuyo para dárselo al Señor ni le ofreceré un holocausto que nada me cueste. Te lo compraré todo por su verdadero precio.

25 Fue así como David dio a Arauna seiscientos siclos[b] de oro por aquel lugar. 26 Allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Luego oró al Señor y, en respuesta, Dios envió fuego del cielo sobre el altar del holocausto.

27 Entonces el Señor ordenó al ángel que envainara su espada. 28 Al ver David que el Señor había respondido, le ofreció sacrificios. 29 En aquel tiempo, tanto el santuario del Señor que Moisés hizo en el desierto como el altar del holocausto se encontraban en el santuario de Gabaón. 30 Pero David no fue allá a consultar a Dios ante su presencia, porque estaba aterrorizado por la espada del ángel del Señor.

Footnotes

  1. 21:15 El texto hebreo dice Ornán, una variante de Arauna; también en vv. 18-28.
  2. 21:25 Es decir, aprox. 7 kg.

Recompensa de los que guardan el pacto de Dios

56 Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo[a] para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.

Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo,[b] y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo[c] para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.(A) Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. 10 Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11 Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 12 Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.

Condenación de la idolatría de Israel

57 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio. Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. 10 En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.

11 ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? 12 Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.

13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. 14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. 15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16 Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 17 Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. 18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano,(B) dijo Jehová; y lo sanaré. 20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.(C)

Footnotes

  1. Isaías 56:2 Aquí equivale a sábado.
  2. Isaías 56:4 Aquí equivale a sábado.
  3. Isaías 56:6 Aquí equivale a sábado.

Salvación para los demás

56 Así dice el Señor:

«Observen el derecho
    y practiquen la justicia,
porque mi salvación está por llegar;
    mi justicia va a manifestarse.
Dichoso el que así actúa
    y se mantiene firme en sus convicciones
el que observa el sábado sin profanarlo
    y se cuida de hacer lo malo».

El extranjero que por su propia voluntad se ha unido al Señor no debe decir:
    «El Señor me excluirá de su pueblo».
Tampoco debe decir el eunuco:
    «No soy más que un árbol seco».

Porque así dice el Señor:

«A los eunucos que observen mis sábados,
    que elijan lo que me agrada
    y sean fieles a mi pacto,
les concederé ver grabado su nombre
    dentro de mi Templo y de mis murallas;
    ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas!
También les daré un nombre eterno
    que jamás será borrado.
Y a los extranjeros que se han unido al Señor
    para servirlo,
para amar el nombre del Señor
    y adorarlo,
a todos los que observan el sábado sin profanarlo
    y se mantienen firmes en mi pacto,
los llevaré a mi monte santo;
    los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Aceptaré los holocaustos y sacrificios
    que ofrezcan sobre mi altar,
porque mi casa será llamada
    casa de oración para todos los pueblos».
Así dice el Señor y Dios,
    el que reúne a los desterrados de Israel:
«Reuniré a mi pueblo con otros pueblos,
    además de los que ya he reunido».

La acusación de Dios contra los malvados

Animales del campo y fieras del bosque,
    ¡vengan todos y devoren!
10 Ciegos están todos los guardianes de Israel;
    ninguno de ellos sabe nada.
Todos ellos son perros mudos,
    que no pueden ladrar.
Se acuestan y desvarían;
    les encanta dormitar.
11 Son perros de voraz apetito;
    nunca parecen saciarse.
Son pastores sin discernimiento;
    cada uno anda por su propio camino.
    Todos, sin excepción,
    procuran su propia ganancia.
12 «¡Vengan, busquemos vino
    y emborrachémonos con cerveza!
    —gritan a una voz—.
¡Y mañana haremos lo mismo que hoy,
    pero mucho mejor!».

57 El justo perece
    y a nadie le importa;
mueren los siervos fieles
    y nadie comprende
que el justo perece
    para ser librado del mal.
Los que van por el camino recto mueren en paz;
    hallan reposo en su lecho de muerte.

«Ustedes, hijos de hechicera,
    descendientes de adúltero con prostituta,
    ¡acérquense!
¿De quién quieren burlarse?
    ¿A quién hacen muecas despectivas
    y le sacan la lengua?
¿Acaso no son ustedes una camada de rebeldes
    y una descendencia de mentirosos?
Entre los robles y debajo de todo árbol frondoso,
    dan rienda suelta a su lujuria;
junto a los arroyos y en las grietas de las rocas,
    sacrifican a niños pequeños.
Las piedras lisas de los arroyos serán tu herencia;
    sí, ellas serán tu destino.
Ante ellas has derramado ofrendas líquidas
    y has presentado ofrendas de grano.
    Ante estas cosas, ¿me quedaré callado?
Sobre un monte alto y encumbrado pusiste tu lecho
    y hasta allí subiste para ofrecer sacrificios.
Detrás de tu puerta y de sus postes
    has puesto tus símbolos paganos.
Te alejaste de mí, te desnudaste,
    subiste al lecho que habías preparado;
entraste en arreglos con la gente con quienes deseabas acostarte
    y contemplaste su desnudez.
Acudiste a Moloc y le llevaste aceite de oliva,
    y multiplicaste tus perfumes.
Enviaste muy lejos a tus embajadores;
    ¡hasta los dominios de la muerte[a] los hiciste bajar!
10 De tanto andar te cansaste,
    pero no dijiste: “Hasta aquí llego”.
Lograste renovar tus fuerzas;
    por eso no desmayaste.

11 »¿Quién te asustó, quién te metió miedo,
    que me has engañado?
No te acordaste de mí
    ni me tomaste en cuenta.
¿Será que no me temes
    porque guardé silencio tanto tiempo?
12 Yo denunciaré tu justicia y tus obras,
    y de nada te servirán.
13 Cuando grites pidiendo ayuda,
    ¡que te salve tu colección de ídolos!
A todos ellos se los llevará el viento;
    con un simple soplo desaparecerán.
Pero el que se refugia en mí
    recibirá la tierra por herencia
    y tomará posesión de mi monte santo».

Consuelo para los contritos

14 Y se dirá:

«¡Construyan, construyan, preparen el camino!
    ¡Quiten los obstáculos del camino de mi pueblo!».
15 Porque lo dice el Alto y Excelso,
    el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo:
«Yo habito en un lugar santo y sublime,
    pero también con el contrito y humilde de espíritu,
para reanimar el espíritu de los humildes
    y alentar el corazón de los quebrantados.
16 Mi litigio no será eterno
    ni estaré siempre enojado,
porque ante mí desfallecerían
    todos los seres vivientes que he creado.
17 Por causa de la perversa codicia de mi pueblo,
    me he enojado y lo he castigado;
    le he dado la espalda,
    pero él prefirió seguir sus obstinados caminos.
18 He visto sus caminos, pero lo sanaré;
    lo guiaré y lo colmaré de consuelo.
Y a los que lloran por él
19     les haré proclamar esta alabanza:
¡Paz a los que están lejos
    y paz a los que están cerca!
Yo los sanaré», dice el Señor,
20 «pero los malvados son como el mar agitado,
    que no puede calmarse,
    cuyas olas arrojan fango y lodo.
21 No hay paz para los malvados», dice mi Dios.

Footnotes

  1. 57:9 los dominios de la muerte. Lit. el Seol.