Add parallel Print Page Options

Reinado de Abías

(1 R. 15.1-8)

13 A los dieciocho años del rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá, y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Micaías hija de Uriel de Gabaa.

Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam. Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos y escogidos; y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos. Y se levantó Abías sobre el monte de Zemaraim, que está en los montes de Efraín, y dijo: Oídme, Jeroboam y todo Israel. ¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal? Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y rebeló contra su señor. Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.

Y ahora vosotros tratáis de resistir al reino de Jehová en mano de los hijos de David, porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por dioses. ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses? 10 Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que están en la obra son levitas, 11 los cuales queman para Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza de Jehová nuestro Dios, mas vosotros le habéis dejado. 12 Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.

13 Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para venir a ellos por la espalda; y estando así delante de ellos, la emboscada estaba a espaldas de Judá. 14 Y cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por delante y a las espaldas; por lo que clamaron a Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas. 15 Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y así que ellos alzaron el grito, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá; 16 y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos. 17 Y Abías y su gente hicieron en ellos una gran matanza, y cayeron heridos de Israel quinientos mil hombres escogidos. 18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron, porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres. 19 Y siguió Abías a Jeroboam, y le tomó algunas ciudades, a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus aldeas, y a Efraín con sus aldeas. 20 Y nunca más tuvo Jeroboam poder en los días de Abías; y Jehová lo hirió, y murió. 21 Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres, y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas. 22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la historia de Iddo profeta.

Reinado de Asa

(1 R. 15.9-12)

14 Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años. E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado. Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados. Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros.

Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa. 10 Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. 11 Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. 12 Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes. 13 Y Asa, y el pueblo que con él estaba, los persiguieron hasta Gerar; y cayeron los etíopes hasta no quedar en ellos aliento, porque fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín. 14 Atacaron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová cayó sobre ellas; y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran botín. 15 Asimismo atacaron las cabañas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos, y volvieron a Jerusalén.

Reformas religiosas de Asa

(1 R. 15.13-15)

15 Vino el Espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed, y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará. Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin ley; pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le buscaron, él fue hallado de ellos. En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras. Y una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de calamidades. Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra.

Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová. Después reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de Manasés y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios estaba con él. 10 Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa. 11 Y en aquel mismo día sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas. 12 Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma; 13 y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño, hombre o mujer. 14 Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas. 15 Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová les dio paz por todas partes.

16 Y aun a Maaca madre del rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad, porque había hecho una imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, y la desmenuzó, y la quemó junto al torrente de Cedrón. 17 Con todo esto, los lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto en todos sus días. 18 Y trajo a la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él había consagrado, plata, oro y utensilios. 19 Y no hubo más guerra hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa.

Alianza de Asa con Ben-adad

(1 R. 15.16-22)

16 En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá. Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí. Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí. Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Ramá, y abandonó su obra. Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y con ellas edificó a Geba y a Mizpa.

En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. 10 Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.

Muerte de Asa

(1 R. 15.23-24)

11 Mas he aquí los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. 13 Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado. 14 Y lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor.

Abías, rey de Judá(A)

13 En el año dieciocho del reinado de Jeroboán, Abías comenzó a reinar en Judá y reinó en Jerusalén tres años. Su madre era Micaías, hija de Uriel, de Guibeá.

Hubo guerra entre Abías y Jeroboán. Para ir al combate, Abías escogió a cuatrocientos mil guerreros valientes; Jeroboán, por su parte, escogió a ochocientos mil y le hizo frente.

Abías subió al monte Zemarayin, en la región montañosa de Efraín, y gritó: «¡Jeroboán! ¡Israelitas! ¡Escúchenme todos ustedes! ¿No saben que el Señor, Dios de Israel, concedió para siempre el reino de Israel a David y a sus descendientes mediante un pacto perpetuo?[a] Sin embargo, Jeroboán, hijo de Nabat, oficial de Salomón, hijo de David, se rebeló contra su señor. Unos hombres ociosos y perversos se unieron a Roboán, hijo de Salomón, cuando este era joven y débil de carácter, y se le impusieron, de modo que no pudo hacerles frente.

»Ustedes piensan que ahora, por ser muy numerosos y por tener los becerros de oro, esos ídolos que Jeroboán les hizo pueden oponerse al reino del Señor, aunque él se lo ha entregado a los hijos de David. ¡Hasta expulsaron a los descendientes de Aarón, que son los sacerdotes del Señor, y a los levitas! En su lugar han nombrado sacerdotes, y a cualquiera que trae un ternero y siete carneros lo consagran como sacerdote de los dioses falsos, tal como lo hacen los pueblos paganos.

10 »Nosotros, en cambio, no hemos abandonado al Señor, porque él es nuestro Dios. Los descendientes de Aarón siguen siendo nuestros sacerdotes que sirven al Señor y los levitas son los encargados del culto. 11 Todos los días, por la mañana y por la tarde, ofrecen al Señor los holocaustos y queman el incienso; además, todas las tardes colocan el pan consagrado sobre la mesa de oro puro y encienden las lámparas del candelabro de oro. Dense cuenta de que nosotros sí mantenemos el culto al Señor nuestro Dios, a quien ustedes han abandonado. 12 Así que Dios, con sus sacerdotes, va al frente de nosotros. Las trompetas están listas para dar la orden de ataque contra ustedes. ¡Israelitas, no peleen contra el Señor, Dios de sus antepasados, pues no podrán vencerlo!».

13 Para tenderle una emboscada a Abías, Jeroboán situó parte de sus tropas detrás del ejército de Judá, mientras que al resto de sus tropas lo mandó al frente. 14 Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los israelitas los atacaban también por la retaguardia. Entonces clamaron al Señor y los sacerdotes tocaron las trompetas. 15 En el momento en que los de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios derrotó a Jeroboán y a los israelitas, dándoles la victoria a Abías y Judá. 16 Los israelitas intentaron huir, pero Dios los entregó al poder de Judá. 17 Abías y su ejército les ocasionaron una gran derrota, matando a quinientos mil soldados selectos de Israel. 18 En esa ocasión fueron humillados los israelitas, mientras que los de Judá salieron victoriosos porque confiaron en el Señor, Dios de sus antepasados.

19 Abías persiguió a Jeroboán y le arrebató las ciudades de Betel, Jesaná y Efraín, con sus respectivas aldeas. 20 Durante el reinado de Abías, Jeroboán no pudo recuperar su poderío. Al final, el Señor lo hirió y Jeroboán murió.

21 Abías, en cambio, siguió afirmándose en el trono. Tuvo catorce esposas, veintidós hijos y dieciséis hijas.

22 Los demás acontecimientos del reinado de Abías, su conducta y sus palabras, están escritos en el comentario del profeta Idó.

14 Abías murió y fue sepultado en la Ciudad de David; su hijo Asá lo sucedió en el trono. Durante su reinado, el país disfrutó de diez años de paz.

Asá, rey de Judá(B)

Asá hizo lo que era bueno y agradable ante el Señor su Dios. Se deshizo de los altares de dioses extranjeros y de los altares paganos en las colinas, destrozó las piedras sagradas y derribó las imágenes de la diosa Aserá. Además, ordenó a los habitantes de Judá que adoraran al Señor, Dios de sus antepasados, y que obedecieran sus leyes y sus mandamientos. De este modo, Asá se deshizo de los altares paganos y de los altares de incienso que había en todas las ciudades de Judá y durante su reinado hubo tranquilidad. Asá construyó en Judá ciudades fortificadas, pues durante esos años el Señor le dio descanso; el país disfrutó de paz y no estuvo en guerra con nadie.

Asá dijo a los de Judá: «Reconstruyamos esas ciudades y levantemos a su alrededor murallas con torres, puertas y cerrojos. El país todavía es nuestro, porque hemos buscado al Señor nuestro Dios; como lo hemos buscado, él nos ha concedido estar en paz con nuestros vecinos». Y tuvieron mucho éxito en la reconstrucción de las ciudades.

Asá contaba con un ejército de trescientos mil soldados de Judá, los cuales portaban lanzas y escudos grandes; además, con doscientos ochenta mil benjamitas que portaban arcos y escudos pequeños. Todos ellos eran guerreros valientes.

Zera el cusita marchó contra ellos al frente de un ejército de un millón de soldados y trescientos carros de guerra y llegó hasta Maresá. 10 Asá le salió al encuentro en el valle de Sefata y tomó posiciones cerca de Maresá.

11 Allí Asá invocó al Señor su Dios y dijo: «Señor, solo tú puedes ayudar al débil contra el poderoso. ¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti confiamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud! ¡Tú, Señor, eres nuestro Dios! ¡No permitas que ningún mortal se alce contra ti!».

12 El Señor derrotó a los cusitas cuando estos lucharon contra Asá y Judá. Los cusitas huyeron, 13 pero Asá y su ejército los persiguieron hasta Guerar. Allí cayeron los cusitas y ni uno de ellos quedó con vida, porque el Señor y su ejército los aniquilaron. Los de Judá se llevaron un enorme botín. 14 Luego, atacaron todas las ciudades que había alrededor de Guerar, las cuales estaban llenas de pánico ante el Señor, y las saquearon, pues había en ellas un gran botín. 15 Además, atacaron los campamentos, donde había mucho ganado, y se llevaron una gran cantidad de ovejas y camellos. Después de eso, regresaron a Jerusalén.

Reformas de Asá(C)

15 El Espíritu de Dios vino sobre Azarías, hijo de Oded, y este salió al encuentro de Asá y dijo: «Asá, y gente de Judá y de Benjamín, ¡escúchenme! El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará. Por mucho tiempo Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin Ley, pues no había sacerdote que le enseñara. Pero cuando en su tribulación se volvieron al Señor, Dios de Israel, y lo buscaron, él les permitió que lo hallaran. En aquellos tiempos no había seguridad para ningún viajero, sino que los habitantes de todos los países sufrían grandes calamidades. Las naciones y las ciudades se destrozaban unas a otras, porque Dios las castigaba con toda clase de calamidades. Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!».

Cuando Asá oyó este mensaje del profeta Azarías, hijo de Oded,[b] se animó a eliminar los detestables ídolos que había en todo el territorio de Judá y Benjamín y en las ciudades que había conquistado en los montes de Efraín. Además, restauró el altar del Señor que estaba frente al atrio del Templo del Señor.

Después convocó a los habitantes de Judá y de Benjamín, como también a los de Efraín, Manasés y Simeón que vivían entre ellos, pues muchos israelitas se habían unido a Asá, al ver que el Señor su Dios estaba con él.

10 Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá. 11 Ese día ofrecieron al Señor setecientos bueyes y siete mil ovejas del botín que habían tomado. 12 Luego hicieron un pacto, mediante el cual se comprometieron a buscar de todo corazón y con toda el alma al Señor, Dios de sus antepasados. 13 Al que no buscara al Señor, Dios de Israel, se le castigaría con la muerte, fuera grande o pequeño, hombre o mujer. 14 Así lo juraron ante el Señor a voz en cuello y en medio de gritos y toques de trompetas y de clarines. 15 Todos los de Judá se alegraron de haber hecho este juramento, porque lo habían hecho de todo corazón y habían buscado al Señor con voluntad sincera, y él se había dejado hallar por ellos y les había concedido vivir con seguridad entre las naciones vecinas.

16 Además, el rey Asá destituyó a su abuela Macá de su puesto como reina madre, porque ella había hecho una imagen repulsiva de la diosa Aserá. Asá derribó la imagen, la redujo a polvo y la quemó en el arroyo de Cedrón. 17 Aunque no quitó de Israel los altares paganos, Asá se mantuvo siempre fiel al Señor.[c] 18 Llevó al Templo de Dios la plata, el oro y los utensilios que él y su padre habían consagrado.

19 Durante los primeros treinta y cinco años del reinado de Asá no hubo guerra.

Pacto de Asá con Ben Adad(D)(E)

16 En el año treinta y seis del reinado de Asá, Basá, rey de Israel, atacó a Judá y fortificó Ramá para aislar totalmente a Asá, rey de Judá.

Entonces Asá sacó plata y oro de los tesoros del Templo del Señor y del palacio real, y se los envió a Ben Adad, rey de Aram, que gobernaba en Damasco. También le envió este mensaje: «Hagamos un pacto tú y yo, como el que hicieron tu padre y el mío. Aquí te envío oro y plata. Anula tu pacto con Basá, rey de Israel, para que se marche de aquí».

Ben Adad estuvo de acuerdo con el rey Asá y envió a los comandantes de su ejército para que atacaran las ciudades de Israel. Así conquistaron Iyón, Dan y Abel Mayin, además de todos los lugares de almacenamiento que había en las ciudades de Neftalí. Cuando Basá se enteró, dejó de fortificar Ramá. Entonces el rey Asá movilizó a todo Judá y se llevó de Ramá las piedras y la madera con que había estado fortificando aquella ciudad y fortificó más bien Gueba y Mizpa.

En esa ocasión el vidente Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Aram en vez de confiar en el Señor tu Dios, el ejército arameo se te ha escapado de las manos. ¿Acaso los cusitas y los libios no formaban un ejército numeroso y tenían muchos carros de combate y caballos? Sin embargo, el Señor los entregó en tus manos, porque en esa ocasión tú confiaste en él. El Señor recorre con su mirada toda la tierra y está listo para ayudar a quienes le son fieles.[d] De ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio».

10 Asá se enfureció contra el vidente por lo que este le dijo y lo mandó encarcelar. Al mismo tiempo, Asá oprimió también a una parte del pueblo.

11 Los hechos de Asá, desde el primero hasta el último, están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel. 12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asá se enfermó de los pies; y aunque su enfermedad era grave, no buscó al Señor, sino que recurrió a los médicos. 13 En el año cuarenta y uno de su reinado, Asá murió y fue sepultado con sus antepasados. 14 Lo sepultaron en la tumba que él había mandado cavar en la Ciudad de David, y lo colocaron sobre un lecho lleno de perfumes y diversas clases de especias aromáticas, muy bien preparadas. En su honor encendieron una enorme hoguera.

Footnotes

  1. 13:5 perpetuo. Lit. de sal; véase Nm 18:19.
  2. 15:8 Azarías, hijo de Oded (ms. de LXX y Vulgata); Oded (TM).
  3. 15:17 Asá … Señor. Lit. el corazón de Asá fue perfecto con el Señor todos sus días.
  4. 16:9 quienes le son fieles. Lit. los de corazón íntegro para él.