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Reinado de Jotam

(2 R. 15.32-38)

27 De veinticinco años era Jotam cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa, hija de Sadoc. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el santuario de Jehová. Pero el pueblo continuaba corrompiéndose. Edificó él la puerta mayor de la casa de Jehová, y sobre el muro de la fortaleza edificó mucho. Además edificó ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y torres en los bosques. También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció; y le dieron los hijos de Amón en aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Esto le dieron los hijos de Amón, y lo mismo en el segundo año y en el tercero. Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios. Los demás hechos de Jotam, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y dieciséis reinó en Jerusalén. Y durmió Jotam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó en su lugar Acaz su hijo.

Jotán, rey de Judá(A)

27 Jotán tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar; reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre era Jerusa hija de Sadoc. Jotán hizo lo que agrada al Señor, pues en todo siguió el buen ejemplo de su padre Uzías; pero a diferencia de su padre, no entró en el Templo del Señor. El pueblo, por su parte, continuó con sus prácticas corruptas. Jotán fue quien reconstruyó la puerta superior del Templo del Señor. Hizo también muchas obras en el muro de Ofel, construyó ciudades en las montañas de Judá, y fortalezas y torres en los bosques.

Jotán declaró la guerra al rey de los amonitas y lo venció. Durante tres años consecutivos, los amonitas tuvieron que pagarle un tributo anual de cien talentos[a] de plata, diez mil coros[b] de trigo y diez mil coros[c] de cebada.

Jotán llegó a ser poderoso porque se propuso obedecer al Señor su Dios.

Los demás acontecimientos del reinado de Jotán, y sus guerras y su conducta, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar; reinó en Jerusalén dieciséis años. Cuando Jotán murió, fue sepultado con sus antepasados en la Ciudad de David; su hijo Acaz lo sucedió en el trono.

Footnotes

  1. 27:5 Es decir, aprox. 3.4 t.
  2. 27:5 Es decir, aprox. 1,600 t.
  3. 27:5 Es decir, aprox. 1,350 t.

Jeremías y el remanente con Gedalías

40 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia. Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar; y lo ha traído y hecho Jehová según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto. Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo velaré por ti; pero si no te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te parezca ir. Si prefieres quedarte, vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te parezca más cómodo ir. Y le dio el capitán de la guardia provisiones y un presente, y le despidió. Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y habitó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.

Cuando todos los jefes del ejército que estaban por el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y los pobres de la tierra que no fueron transportados a Babilonia, vinieron luego a Gedalías en Mizpa; esto es, Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de Carea, Seraías hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías hijo de un maacateo, ellos y sus hombres. Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.(A) 10 Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlos en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado. 11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, 12 todos estos judíos regresaron entonces de todos los lugares adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y recogieron vino y abundantes frutos.

Conspiración de Ismael contra Gedalías

13 Y Johanán hijo de Carea y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa, 14 y le dijeron: ¿No sabes que Baalis rey de los hijos de Amón ha enviado a Ismael hijo de Netanías para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no les creyó. 15 Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora y mataré a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá. ¿Por qué te ha de matar, y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá? 16 Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque es falso lo que tú dices de Ismael.

41 Aconteció en el mes séptimo que vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real, y algunos príncipes del rey y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y comieron pan juntos allí en Mizpa. Y se levantó Ismael hijo de Netanías y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra. Asimismo mató Ismael a todos los judíos que estaban con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí estaban.(B)

Sucedió además, un día después que mató a Gedalías, cuando nadie lo sabía aún, que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová. Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael el hijo de Netanías. Y aconteció que cuando los encontró, les dijo: Venid a Gedalías hijo de Ahicam. Y cuando llegaron dentro de la ciudad, Ismael hijo de Netanías los degolló, y los echó dentro de una cisterna, él y los hombres que con él estaban. Mas entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos y cebadas y aceites y miel. Y los dejó, y no los mató entre sus hermanos.

Y la cisterna en que echó Ismael todos los cuerpos de los hombres que mató a causa de Gedalías, era la misma que había hecho el rey Asa a causa de Baasa rey de Israel; Ismael hijo de Netanías la llenó de muertos. 10 Después llevó Ismael cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Mizpa había quedado, el cual había encargado Nabuzaradán capitán de la guardia a Gedalías hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.

11 Y oyeron Johanán hijo de Carea y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael hijo de Netanías. 12 Entonces tomaron a todos los hombres y fueron a pelear contra Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que está en Gabaón. 13 Y aconteció que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán hijo de Carea y a todos los capitanes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron. 14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa se volvió y fue con Johanán hijo de Carea. 15 Pero Ismael hijo de Netanías escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón. 16 Y Johanán hijo de Carea y todos los capitanes de la gente de guerra que con él estaban tomaron a todo el resto del pueblo que había recobrado de Ismael hijo de Netanías, a quienes llevó de Mizpa después que mató a Gedalías hijo de Ahicam; hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, que Johanán había traído de Gabaón; 17 y fueron y habitaron en Gerutquimam, que está cerca de Belén, a fin de ir y meterse en Egipto, 18 a causa de los caldeos; porque los temían, por haber dado muerte Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.

Mensaje a Johanán

42 Vinieron todos los oficiales de la gente de guerra, y Johanán hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor, y dijeron al profeta Jeremías: Acepta ahora nuestro ruego delante de ti, y ruega por nosotros a Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos), para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer. Y el profeta Jeremías les dijo: He oído. He aquí que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis dicho, y todo lo que Jehová os respondiere, os enseñaré; no os reservaré palabra. Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros. Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos, para que obedeciendo a la voz de Jehová nuestro Dios nos vaya bien.

Aconteció que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías. Y llamó a Johanán hijo de Carea y a todos los oficiales de la gente de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor; y les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para presentar vuestros ruegos en su presencia: 10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré; porque estoy arrepentido del mal que os he hecho. 11 No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros estoy yo para salvaros y libraros de su mano; 12 y tendré de vosotros misericordia, y él tendrá misericordia de vosotros y os hará regresar a vuestra tierra. 13 Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así a la voz de Jehová vuestro Dios, 14 diciendo: No, sino que entraremos en la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni padeceremos hambre, y allá moraremos; 15 ahora por eso, oíd la palabra de Jehová, remanente de Judá: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros volviereis vuestros rostros para entrar en Egipto, y entrareis para morar allá, 16 sucederá que la espada que teméis, os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto os perseguirá; y allí moriréis. 17 Todos los hombres que volvieren sus rostros para entrar en Egipto para morar allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.

18 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros cuando entrareis en Egipto; y seréis objeto de execración y de espanto, y de maldición y de afrenta; y no veréis más este lugar. 19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de Judá: No vayáis a Egipto; sabed ciertamente que os lo aviso hoy. 20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Pues vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios, y haznos saber todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, y lo haremos. 21 Y os lo he declarado hoy, y no habéis obedecido a la voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros. 22 Ahora, pues, sabed de cierto que a espada, de hambre y de pestilencia moriréis en el lugar donde deseasteis entrar para morar allí.

Liberación de Jeremías

40 La palabra del Señor vino a Jeremías después de que Nabuzaradán, el comandante de la guardia, lo había dejado libre en Ramá. Allí lo había encontrado Nabuzaradán preso y encadenado, entre todos los cautivos de Judá y Jerusalén que eran deportados a Babilonia. El comandante de la guardia tomó aparte a Jeremías y le dijo: «El Señor tu Dios, decretó esta calamidad para este lugar; ahora el Señor ha cumplido sus amenazas. Todo esto les ha pasado porque pecaron contra el Señor y desobedecieron su voz. No obstante, hoy te libero de las cadenas que te sujetan las manos. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven, que yo te cuidaré. Pero si no quieres, no lo hagas. Mira, tienes ante tus ojos toda la tierra: ve adonde más te convenga».

Como Jeremías no se decidía, Nabuzaradán añadió: «Vuelve junto a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, a quien el rey de Babilonia ha nombrado gobernador de las ciudades de Judá; vive con él y con tu pueblo o ve adonde más te convenga».

Luego el comandante de la guardia le dio provisiones, un regalo y lo dejó en libertad. Jeremías se fue entonces junto a Guedalías, hijo de Ajicán, en Mizpa, y se quedó con él en medio del pueblo que había permanecido en la tierra.

Asesinato de Guedalías(A)

Cuando todos los oficiales y soldados del ejército que estaban en el campo se enteraron de que el rey de Babilonia había puesto a Guedalías, hijo de Ajicán, como gobernador del país, y de que le había confiado el cuidado de hombres, mujeres y niños, así como de los más pobres del país que no habían sido deportados a Babilonia, fueron a Mizpa para presentarse ante Guedalías. Entre ellos estaban: Ismael, hijo de Netanías, Johanán y Jonatán, hijos de Carea, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de Efay oriundo de Netofa, y Jazanías, hijo de un hombre de Macá, y sus hombres. Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, hizo este juramento a ellos y a sus tropas: «No teman servir a los babilonios.[a] Si ustedes se quedan en el país y sirven al rey de Babilonia, les aseguro que les irá bien. 10 Yo me quedaré en Mizpa, para representarlos ante los babilonios que vengan a vernos. Pero ustedes, comiencen a almacenar en recipientes vino, frutos de verano y aceite, y vivan en las ciudades que han ocupado».

11 Todos los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom, y en todos los otros países, se enteraron también de que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y que había nombrado como gobernador a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán. 12 Entonces todos estos judíos regresaron a la tierra de Judá, de todos los países donde estaban dispersos. Al llegar, se presentaron en Mizpa ante Guedalías. También almacenaron vino y frutos de verano en abundancia.

13 Johanán, hijo de Carea, y todos los demás oficiales del ejército que estaban en el campo, se presentaron ante Guedalías en Mizpa 14 y dijeron:

—¿No sabes que Balís, rey de Amón, ha mandado a Ismael, hijo de Netanías, para matarte?

Pero Guedalías, hijo de Ajicán, no les creyó. 15 Y allí en Mizpa, Johanán, hijo de Carea, propuso en secreto a Guedalías:

—Déjame ir a matar a Ismael, hijo de Netanías. ¡Nadie tiene que enterarse! ¿Por qué vamos a permitir que te asesine? Eso causaría la dispersión de todos los judíos que se han reunido a tu alrededor y acabaría con el remanente de Judá.

16 Pero Guedalías, hijo de Ajicán, respondió a Johanán, hijo de Carea:

—¡Ni lo pienses! ¡Lo que dices acerca de Ismael es mentira!

41 En el mes séptimo, Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, de estirpe real y que había sido uno de los oficiales del rey, vino a Mizpa con diez hombres y se presentó ante Guedalías, hijo de Ajicán. Y ahí en Mizpa, mientras comían juntos, Ismael, hijo de Netanías, se levantó con los diez hombres que lo acompañaban e hirió a filo de espada a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, quitándole la vida. Así hicieron con quien había sido nombrado gobernador del país por el rey de Babilonia. Ismael mató también a todos los judíos y soldados babilonios[b] que se encontraban en Mizpa con Guedalías.

Al día siguiente del asesinato de Guedalías, cuando todavía nadie se había enterado, llegaron de Siquén, Siló y Samaria ochenta hombres con la barba afeitada, la ropa rasgada y el cuerpo lleno de cortaduras que ellos mismos se habían hecho. Traían ofrendas de cereales e incienso para presentarlas en el Templo del Señor. Desde Mizpa salió a su encuentro Ismael, hijo de Netanías; iba llorando y, cuando los encontró, dijo:

—Vengan a ver a Guedalías, hijo de Ajicán.

Pero no habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael, hijo de Netanías, y sus secuaces los mataron y los arrojaron en una cisterna. Había entre ellos diez hombres que rogaron a Ismael:

—¡No nos mates; tenemos escondidos en el campo trigo, cebada, aceite y miel!

Ismael accedió y no los mató como a sus compañeros. El rey Asá había hecho una cisterna para defenderse de Basá, rey de Israel, y en esa fosa fue donde Ismael, hijo de Netanías, arrojó los cadáveres de los hombres que había matado, junto con Guedalías, llenándola de cadáveres.

10 Después Ismael se llevó en cautiverio a las hijas del rey y a todo el remanente del pueblo que había quedado en Mizpa, a quienes Nabuzaradán, comandante de la guardia, había puesto bajo el mando de Guedalías, hijo de Ajicán. Ismael, hijo de Netanías, salió con sus cautivos hacia el territorio de los amonitas.

11 Cuando Johanán, hijo de Carea, y todos los oficiales del ejército que estaban con él, se enteraron del crimen que había cometido Ismael, hijo de Netanías, 12 reunieron a todos sus hombres y fueron a pelear contra él. Lo encontraron cerca del gran estanque que está en Gabaón. 13 Y sucedió que toda la gente que estaba con Ismael se alegró al ver a Johanán, hijo de Carea, acompañado de todos los oficiales del ejército. 14 Todo el pueblo que Ismael llevaba cautivo desde Mizpa se dio la vuelta y se fue con Johanán, hijo de Carea. 15 Pero Ismael, hijo de Netanías, y ocho de sus hombres se escaparon de Johanán y huyeron hacia Amón.

Huida a Egipto

16 Entonces Johanán, hijo de Carea, junto con todos los oficiales del ejército que lo acompañaban, tomaron y rescataron al remanente del pueblo que desde Mizpa se había llevado Ismael, hijo de Netanías, luego de haber asesinado a Guedalías, hijo de Ajicán: eran soldados, mujeres, niños y altos funcionarios que Johanán había hecho volver desde Gabaón. 17 Se pusieron en marcha hasta llegar a Guerut Quimán, que está junto a Belén, desde donde pensaban continuar a Egipto 18 para huir de los babilonios. Estaban con temor, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Guedalías, hijo de Ajicán, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.

42 Entonces se acercaron Johanán, hijo de Carea, y Jezanías,[c] hijo de Osaías, junto con todos los oficiales del ejército y todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande, y dijeron al profeta Jeremías:

—Por favor, atiende a nuestra súplica y ruega al Señor tu Dios por todo este remanente. Como podrás darte cuenta, antes éramos muchos, pero ahora quedamos solo unos cuantos. Ruega para que el Señor tu Dios nos indique el camino que debemos seguir, y lo que debemos hacer.

Jeremías respondió:

—Ya los he oído. Voy a rogar al Señor, al Dios de ustedes, tal como me lo han pedido. Les comunicaré todo lo que el Señor me diga y no les ocultaré absolutamente nada.

Ellos dijeron a Jeremías:

—Que el Señor tu Dios, sea un testigo fiel y verdadero contra nosotros si no actuamos conforme a todo lo que él nos ordene por medio de ti. Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del Señor nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del Señor nuestro Dios, nos irá bien.

Diez días después, la palabra del Señor vino a Jeremías. Este llamó a Johanán, hijo de Carea, a todos los oficiales del ejército que lo acompañaban y a todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande y les dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien ustedes me enviaron para interceder por ustedes: 10 “Si se quedan en este país, yo los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré, porque me duele haberles causado esa calamidad. 11 No teman al rey de Babilonia, al que ahora temen —afirma el Señor—, no le teman, porque yo estoy con ustedes para salvarlos y librarlos de su poder. 12 Yo tendré compasión de ustedes, y él también, y les permitirá volver a su tierra”».

13 Pero si desobedecen la voz del Señor, Dios de ustedes, y dicen: «No nos quedaremos en esta tierra, 14 sino que nos iremos a Egipto donde no veremos la guerra, ni escucharemos el sonido de la trompeta, ni pasaremos hambre y allí viviremos», 15 entonces presten atención a la palabra del Señor, ustedes que son el remanente de Judá. Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «Si insisten en trasladarse a Egipto para vivir allá, 16 la guerra que tanto temen los alcanzará, el hambre que los aterra los seguirá de cerca hasta Egipto y en ese lugar morirán. 17 Todos los que están empecinados en trasladarse a Egipto para vivir allá morirán por la guerra, el hambre y la plaga. Ninguno sobrevivirá ni escapará a la calamidad que haré caer sobre ellos». 18 Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «Así como se ha derramado mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre ustedes si se van a Egipto. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de condenación y deshonra; nunca más volverán a ver este lugar».

19 Remanente de Judá, el Señor les ha dicho que no vayan a Egipto. Sepan bien que hoy les hago una advertencia seria. 20 Ustedes cometieron un error fatal cuando me enviaron al Señor, Dios de ustedes, y me dijeron: «Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y comunícanos todo lo que él te diga para que lo cumplamos». 21 Hoy se lo he hecho saber a ustedes, pero no han querido obedecer la voz del Señor su Dios, en nada de lo que él me encargó comunicarles. 22 Por lo tanto, sepan bien que en el lugar donde quieren residir morirán por la guerra, el hambre y la plaga.

Footnotes

  1. 40:9 Lit. caldeos.
  2. 41:3 Lit. caldeos.
  3. 42:1 Jezanías (TM). Azarías (LXX; véase 43:2).