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Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle; y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Jehová; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada. Y tú quitarás la culpa de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante los ojos de Jehová.

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Luego, todos los jefes del pueblo más cercano al muerto se lavarán las manos sobre la ternera desnucada y declararán: «No derramaron nuestras manos esta sangre ni vieron nuestros ojos lo ocurrido. Perdona, Señor, a tu pueblo Israel, al cual liberaste, y no lo culpes de la sangre de esa persona inocente». Así quitarás de en medio de ti la culpa de esa sangre inocente y habrás hecho lo recto a los ojos del Señor.

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