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tomarás los primeros frutos de la cosecha que te dé la tierra, y los llevarás en una cesta al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como residencia de su nombre. Allí te presentarás al sacerdote en funciones, y le dirás: “Yo declaro hoy, ante el Señor mi Dios, que ya he entrado en el país que el Señor juró a nuestros antepasados que nos daría.” El sacerdote tomará la cesta que tú le entregues, y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios;

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