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15 Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como necios, mas como sabios;

16 Redimiendo el tiempo, porque los días son malos.

17 Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

18 Y no os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución; mas sed llenos de Espíritu;

19 Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;

20 Dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo:

21 Sujetados los unos á los otros en el temor de Dios.

22 Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al Señor.

23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.

24 Así que, como la iglesia está sujeta á Cristo, así también las casadas lo estén á sus maridos en todo.

25 Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella,

26 Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,

27 Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.

28 Así también los maridos deben amar á sus mujeres como á sus mismos cuerpos. El que ama á su mujer, á sí mismo se ama.

29 Porque ninguno aborreció jamás á su propia carne, antes la sustenta y regala, como también Cristo á la iglesia;

30 Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

31 Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se allegará á su mujer, y serán dos en una carne.

32 Este misterio grande es: mas yo digo esto con respecto á Cristo y á la iglesia.

33 Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también á su mujer como á sí mismo; y la mujer reverencie á su marido.

HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres; porque esto es justo.

Honra á tu padre y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa,

Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.

Siervos, obedeced á vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como á Cristo;

No sirviendo al ojo, como los que agradan á los hombres; sino como siervos de Cristo, haciendo de ánimo la voluntad de Dios;

Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no á los hombres;

Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo ó sea libre.

Y vosotros, amos, haced á ellos lo mismo, dejando las amenazas: sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay acepción de personas con él.

15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo,(A) porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. 18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.(B)

Someteos los unos a los otros

21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,(C) como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres,(D) así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.(E) 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.(F) Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.(G) Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,(H) sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.(I) Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos,(J) y que para él no hay acepción de personas.(K)