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«Hombre mortal, acusa a Jerusalén como la Ciudad de Homicidios. Denuncia públicamente sus terribles hechos, su derramamiento de sangre inocente. Ciudad de Homicidios, condenada y sentenciada, ciudad de ídolos, contaminada e inmunda, eres culpable tanto de homicidio como de idolatría. Ahora llega tu día de condenación. Has llegado al límite de tus años. Yo te haré el hazmerreír y motivo de burla de todas las naciones del mundo.

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