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DIOS, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas,

En estos porstreros días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo:

El cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó á la diestra de la Majestad en las alturas,

Hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos.

Porque ¿á cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, Hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré á él Padre, Y él me será á mí hijo?

Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en la tierra, dice: Y adórenle todos los ángeles de Dios.

Y ciertamente de los ángeles dice: El que hace á sus ángeles espíritus, Y á sus ministros llama de fuego.

Mas al hijo: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Vara de equidad la vara de tu reino;

Has amado la justicia, y aborrecido la maldad; Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que á tus compañeros.

10 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra; Y los cielos son obras de tus manos:

11 Ellos perecerán, mas tú eres permanente; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura;

12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Empero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán.

13 Pues, ¿á cuál de los ángeles dijo jamás: Siéntate á mi diestra, Hasta que ponga á tus enemigos por estrado de tus pies?

14 ¿No son todos espíritus administradores, enviados para servicio á favor de los que serán herederos de salud?

POR tanto, es menester que con más diligencia atendamos á las cosas que hemos oído, porque acaso no nos escurramos.

Porque si la palabra dicha por los ángeles fué firme, y toda rebeliíon y desobediencia recibió justa paga de retribución,

¿Cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? La cual, habiendo comenzado á ser publicada por el Señor, ha sido confirmada hasta nosotros por los que oyeron;

Testificando juntamente con ellos Dios, con señales y milagros, y diversas maravillas, y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

Porque no sujetó á los ángeles el mundo venidero, del cual hablamos.

Testificó empero uno en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que le visitas?

Tú le hiciste un poco menor que los ángeles, Coronástele de gloria y de honra, Y pusístete sobre las obras de tus manos;

Todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto á él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

Empero vemos coronado de gloria y de honra, por el padecimiento de muerte, á aquel Jesús que es hecho un poco menor que los ángeles, para que por gracia de Dios gustase la muerte por todos.

10 Porque convenía que aquel por cuya causa son todas las cosas, y por el cual todas las cosas subsisten, habiendo de llevar á la gloria á muchos hijos, hiciese consumado por aflicciones al autor de la salud de ellos.

11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos: por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,

12 Diciendo: Anunciaré á mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.

13 Y otra vez: Yo confiaré en él. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que me dió Dios.

14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es á saber, al diablo,

15 Y librar á los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos á servidumbre.

16 Porque ciertamente no tomó á los ángeles, sino á la simiente de Abraham tomó.

17 Por lo cual, debía ser en todo semejante á los hermanos, para venir á ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo.

18 Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer á los que son tentados.

POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús;

El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.

Porque de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.

Porque toda casa es edificada de alguno: mas el que crió todas las cosas es Dios.

Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir;

Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,

Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.

10 A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.

11 Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.

12 Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:

13 Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:

14 Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza;

15 Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

16 Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.

17 Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?

18 ¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?

19 Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.

TEMAMOS, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado.

Porque también á nosotros se nos ha evangelizado como á ellos; mas no les aprovechó el oir la palabra á los que la oyeron sin mezclar fe.

Empero entramos en el reposo los que hemos creído, de la manera que dijo: Como juré en mi ira, No entrarán en mi reposo: aun acabadas las obras desde el principio del mundo.

Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.

Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.

Así que, pues que resta que algunos han de entrar en él, y aquellos á quienes primero fué anunciado no entraron por causa de desobediencia,

Determina otra vez un cierto día, diciendo por David: Hoy, después de tanto tiempo; como está dicho: Si oyereis su voz hoy, No endurezcáis vuestros corazones.

Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.

Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.

10 Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

11 Procuremos pues de entrar en aquel reposo; que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

13 Y no hay cosa criada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas á los ojos de aquel á quien tenemos que dar cuenta.

14 Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

15 Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

16 Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.

Dios ha hablado por su Hijo

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

El Hijo, superior a los ángeles

Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Mi Hijo eres tú,

Yo te he engendrado hoy,(A)

y otra vez:

Yo seré a él Padre,

Y él me será a mí hijo?(B)

Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

Adórenle todos los ángeles de Dios.(C)

Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus,

Y a sus ministros llama de fuego.(D)

Mas del Hijo dice:

Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;

Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,

Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,

Con óleo de alegría más que a tus compañeros.(E)

10 Y:

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

11 Ellos perecerán, mas tú permaneces;

Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,

12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados;

Pero tú eres el mismo,

Y tus años no acabarán.(F)

13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?(G)

14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?

Una salvación tan grande

Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

El autor de la salvación

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:

¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

O el hijo del hombre, para que le visites?

Le hiciste un poco menor que los ángeles,

Le coronaste de gloria y de honra,

Y le pusiste sobre las obras de tus manos;

Todo lo sujetaste bajo sus pies.(H)

Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. 11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 diciendo:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre,

En medio de la congregación te alabaré.(I)

13 Y otra vez:

Yo confiaré en él.(J)

Y de nuevo:

He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.(K)

14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. 16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Jesús es superior a Moisés

Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.(L) Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno este, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

El reposo del pueblo de Dios

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones,

Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,

Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,

Y vieron mis obras cuarenta años.

10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,

Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,

Y no han conocido mis caminos.

11 Por tanto, juré en mi ira:

No entrarán en mi reposo.(M)

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15 entre tanto que se dice:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.(N)

16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? 17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?(O) 19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:

Por tanto, juré en mi ira,

No entrarán en mi reposo;(P)

aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.(Q) Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.(R) Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones.(S)

Porque si Josué les hubiera dado el reposo,(T) no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.(U)

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. 12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Jesús el gran sumo sacerdote

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

La superioridad del Hijo

Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo y por medio de él hizo el universo. El Hijo refleja el brillo de la gloria de Dios y es la fiel representación de lo que él es. Él sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles, en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.

Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

«Tú eres mi Hijo;
    hoy mismo te he engendrado»,[a]

y en otro pasaje:

«Yo seré su Padre
    y él será mi Hijo»?[b]

Además, al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice:

«Que lo adoren todos los ángeles de Dios».

En cuanto a los ángeles dice:

«Él convierte a sus ángeles en vientos,
    y a sus servidores en llamas de fuego».[c]

Pero con respecto al Hijo dice:

«Tu trono, oh Dios, permanece para siempre;
    el cetro de tu reino es cetro de justicia.
Has amado la justicia y odiado la maldad;
    por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con aceite de alegría,
    te prefirió a ti por encima de tus compañeros».[d]

10 También dice:

«En el principio, oh Señor, tú afirmaste la tierra,
    y los cielos son la obra de tus manos.
11 Ellos perecerán, pero tú permaneces para siempre.
    Todos ellos se desgastarán como un vestido,
12 los doblarás como un manto
    y cambiarán como ropa que se muda.
Pero tú eres siempre el mismo
    y tus años no tienen fin».[e]

13 ¿A cuál de los ángeles dijo Dios alguna vez:

«Siéntate a mi derecha,
    hasta que ponga a tus enemigos
    por debajo de tus pies»?[f]

14 ¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?

Advertencia a prestar atención

Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. Porque, si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor y los que la oyeron nos la confirmaron. A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

Jesús, hecho igual a sus hermanos

Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando. Como alguien ha atestiguado en algún lugar:

«¿Qué es el hombre para que en él pienses?
    ¿Qué es el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta?
Lo hiciste poco[g] menor que los ángeles
    y lo coronaste de gloria y de honra;
    todo lo pusiste bajo sus pies».[h]

Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no esté bajo su dominio. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo esté sometido a él. Sin embargo, vemos a Jesús, quien fue hecho un poco menor a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.

10 En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos. 11 Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 cuando dice:

«Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
    en medio de la congregación te alabaré».[i]

13 En otra parte dice:

«Yo confiaré en él».[j]

Y añade:

«Aquí me tienen, con los hijos que Dios me ha dado».[k]

14 Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,[l] él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, 15 y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida. 16 Pues, ciertamente, no vino en auxilio de los ángeles, sino de los descendientes de Abraham. 17 Por eso era preciso que en todo se pareciera a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y compasivo al servicio de Dios, a fin de obtener el perdón de los pecados del pueblo. 18 Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados.

Jesús, superior a Moisés

Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y que tienen parte en el mismo llamamiento celestial, fijen su atención en Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de la fe que confesamos. Él fue fiel al que lo nombró, como lo fue también Moisés en toda la casa de Dios. De hecho, Jesús ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma. Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios. Moisés fue fiel como siervo sobre toda la casa de Dios para dar testimonio de lo que Dios diría en el futuro. Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, siempre y cuando mantengamos[m] nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.

Advertencia contra la incredulidad

Por eso, como dice el Espíritu Santo:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
    no endurezcan sus corazones[n]
como sucedió en la rebelión,
    en aquel día de prueba en el desierto.
Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba,
    a pesar de haber visto mis obras cuarenta años.
10 Por eso me enojé con aquella generación
    y dije: “Siempre se alejan de mí[o]
    y no reconocen mis caminos”.
11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:
    “Jamás entrarán en mi reposo”».[p]

12 Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. 13 Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. 14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, si en verdad mantenemos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. 15 Como se acaba de decir:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
    no endurezcan sus corazones
como sucedió en la rebelión».[q]

16 Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron?[r] 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad.

Reposo del pueblo de Dios

Por tanto, aunque la promesa de entrar en su reposo sigue vigente, cuidémonos, no sea que alguno de ustedes vaya a quedarse fuera. Porque a nosotros se nos ha anunciado las buenas noticias, lo mismo que a ellos; pero el mensaje que escucharon no les sirvió de nada, porque no se unieron en la fe a[s] los que habían prestado atención a ese mensaje. Ahora bien, en tal reposo entramos los que somos creyentes, conforme Dios ha dicho:

«Así que, en mi enojo, hice este juramento:
    “Jamás entrarán en mi reposo”».[t]

Es cierto que su trabajo quedó terminado con la creación del mundo, pues en algún lugar se ha dicho así del séptimo día: «Y en el séptimo día descansó Dios de todas sus obras».[u] Y en el pasaje citado también dice: «Jamás entrarán en mi reposo».

Aunque todavía falta que algunos entren en ese reposo, y los primeros a quienes se les anunció las buenas noticias no entraron por causa de su desobediencia, Dios volvió a fijar un día, que es «hoy», cuando mucho después declaró por medio de David lo que ya se ha mencionado:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
    no endurezcan sus corazones».[v]

Porque si Josué les hubiera dado el reposo, Dios no habría hablado posteriormente de otro día. Por consiguiente, queda todavía un reposo especial[w] para el pueblo de Dios; 10 porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas. 11 Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia.

12 Sin duda, la palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos,[x] y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Jesús, el gran sumo sacerdote

14 Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. 16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir la misericordia y encontrar la gracia que nos ayuden oportunamente.

Footnotes

  1. 1:5 Sal 2:7.
  2. 1:5 2S 7:14; 1Cr 17:13.
  3. 1:7 Sal 104:4.
  4. 1:9 Sal 45:6,7.
  5. 1:12 Sal 102:25-27.
  6. 1:13 Sal 110:1.
  7. 2:7 poco. Alt. por un poco de tiempo; también en v. 9.
  8. 2:8 Sal 8:4-6.
  9. 2:12 Sal 22:22.
  10. 2:13 Is 8:17.
  11. 2:13 Is 8:18.
  12. 2:14 carne y hueso. Lit. sangre y carne.
  13. 3:6 mantengamos. Var. mantengamos firme hasta el fin.
  14. 3:8 corazones. En la Biblia, corazón se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
  15. 3:10 Siempre se alejan de mí. Lit. su corazón siempre se extravía.
  16. 3:11 Sal 95:7-11.
  17. 3:15 Sal 95:7,8.
  18. 3:18 los que desobedecieron. Alt. los que no creyeron.
  19. 4:2 no se unieron en la fe a. Var. no se combinó con fe para.
  20. 4:3 Sal 95:11; también en v. 5.
  21. 4:4 Gn 2:2.
  22. 4:7 Sal 95:7,8.
  23. 4:9 un reposo especial. Lit. un sabático.
  24. 4:12 Penetra … huesos. Lit. Penetra hasta la división de alma y espíritu, y de articulaciones y médulas.