Jeremías 22:24-30
Reina Valera Contemporánea
24 »Conías,(A) hijo de Joacín y rey de Judá, yo te juro que voy a deshacerme de ti, aun cuando seas como un anillo en mi diestra.
—Palabra del Señor.
25 »Voy a entregarte en manos de los que quieren matarte; en manos de aquellos que al verlos te hacen temblar. ¡Sí, voy a ponerte en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos! 26 Voy a hacer que a tu madre y a ti se los lleven cautivos, a un país extraño en donde no nacieron. ¡Allí morirán! 27 Con toda el alma querrán ustedes volver a su propio país, pero jamás volverán.»
28 Y este Conías, ¿es acaso una vasija rota y despreciada? ¿Es acaso un trasto que a nadie le importa? ¿Por qué fueron expulsados él y los suyos a un país que nunca antes conocieron?
29 ¡Tierra, tierra, tierra!, ¡oye la palabra del Señor! 30 Así ha dicho el Señor:
«Pongan por escrito que este hombre se quedó sin hijos, y que nada próspero le espera por el resto de su vida. Porque ninguno de sus hijos llegará a ocupar el trono de David, ni reinará sobre Judá.»
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Jeremías 24
Reina Valera Contemporánea
La señal de los higos buenos y malos
24 Después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó cautivo a su país a Jeconías hijo de Joacín, rey de Judá, junto con los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén,(A) el Señor me mostró dos cestas de higos, las cuales estaban puestas delante del templo del Señor. 2 En una de las cestas había uno higos tan buenos que parecían brevas; en la otra cesta había unos higos tan malos que no se podían comer. 3 El Señor me dijo:
«¿Qué es lo que ves, Jeremías?»
Yo le contesté:
«Veo unos higos muy buenos, y otros muy malos, tan malos que no se pueden comer.»
4 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
5 «Yo, el Señor y Dios de Israel, declaro que los habitantes de Judá que eché de este lugar son para mí como estos higos buenos. Para su bien los llevé a la tierra de los caldeos. 6 Para su bien he puesto mis ojos en ellos, y los haré volver a esta tierra. Los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. 7 Pondré en ellos el deseo de conocerme, y de reconocer que yo soy el Señor. Y si en verdad se vuelven a mí de todo corazón, entonces ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
8 »Con Sedequías, rey de Judá, haré lo que se hace con los higos malos, que de tan malos no se pueden comer. Y lo mismo haré con sus príncipes y con los que se quedaron en Jerusalén y en esta tierra, y con los que ahora viven en Egipto. Yo, el Señor, lo he dicho. 9 Para su mal, los expondré al escarnio de todos los reinos de la tierra. Por todos los lugares adonde yo los arroje, serán motivo proverbial de burlas; la gente usará su nombre como maldición. 10 Haré venir contra ellos guerras, hambre y peste, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.»
Jeremías 29:1-2
Reina Valera Contemporánea
Carta de Jeremías a los cautivos
29 Nabucodonosor se llevó cautivos a Babilonia a los ancianos, sacerdotes y profetas que estaban en Jerusalén, lo mismo que a todo el pueblo. Desde Jerusalén el profeta Jeremías envió una carta a los que sobrevivieron al exilio. Éste es el texto de la carta, 2 la cual envió después de que salieron el rey Jeconías, la reina, el personal de palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén.(A)
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