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25 Pero Josué les perdonó la vida a Rajab, la prostituta, y a todos sus parientes. Sus descendientes han vivido en Israel hasta hoy porque escondió a los mensajeros que Josué había enviado a espiar en Jericó.

26 En ese momento Josué hizo este juramento:

«Que el SEÑOR maldiga
    al que intente reconstruir la ciudad de Jericó.
Que a costa de la vida de su hijo mayor
    eche los cimientos,
y a costa de la vida de su hijo menor[a]
    restaure sus puertas».

27 Así el SEÑOR estaba con Josué, y su reputación se difundió por toda la tierra.

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Footnotes

  1. 6:26 Que a costa […] hijo menor Ver 1 R 16:34.