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Yo soy la vid; ustedes, los sarmientos. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto, porque separados de mí ustedes nada pueden hacer. El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como se hace con el sarmiento improductivo que se seca; luego, estos sarmientos se amontonan y son arrojados al fuego para que ardan. Si permanecen unidos a mí y mi mensaje permanece en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.

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