Add parallel Print Page Options

18 Espiaban nuestros pasos para que no anduviéramos por las calles.
Se acercaba nuestro fin: se habían cumplido nuestros días y el fin había llegado.

19 Más ligeros eran nuestros perseguidores que las águilas del cielo;
sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscadas.

20 El aliento de nuestras vidas, el ungido de Jehová,
de quien habíamos dicho: «A su sombra tendremos vida entre las naciones», quedó apresado en sus lazos.

Read full chapter