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El gran mandamiento

(Mt. 22.34-40)

28 Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó:(A) ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.(B) Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.(C) No hay otro mandamiento mayor que estos. 32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;(D) 33 y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.(E) 34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.

¿De quién es hijo el Cristo?

(Mt. 22.41-46; Lc. 20.41-44)

35 Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.(F)

37 David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana.

Jesús acusa a los escribas

(Mt. 23.1-36; Lc. 11.37-54; 20.45-47)

38 Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, 39 y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; 40 que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.

La ofrenda de la viuda

(Lc. 21.1-4)

41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

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El mandamiento más importante(A)

28 Uno de los maestros de la Ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús había contestado, preguntó:

—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

29 Jesús contestó:

—El más importante es: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.[a] 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.[b] 31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.[c] No hay otro mandamiento más importante que estos.

32 —Bien dicho, Maestro —respondió el maestro de la Ley—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.

34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo:

—No estás lejos del reino de Dios.

Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?(B)(C)

35 Mientras enseñaba en el Templo, Jesús les propuso:

—¿Cómo es que los maestros de la Ley dicen que el Cristo es descendiente de David? 36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró:

»“Dijo el Señor a mi Señor:
    ‘Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
    debajo de tus pies’ ”.[d]

37 Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su descendiente?

La muchedumbre lo escuchaba con agrado.

38 Como parte de su enseñanza Jesús decía:

—Tengan cuidado de los maestros de la Ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. 40 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.

La ofrenda de la viuda(D)

41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del Templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.[e]

43 Jesús llamó a sus discípulos y dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44 Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».

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Footnotes

  1. 12:29 Dios es el único Señor. Alt. Dios, el Señor es uno.
  2. 12:30 Dt 6:4,5.
  3. 12:31 Lv 19:18.
  4. 12:36 Sal 110:1.
  5. 12:42 dos … poco valor. Lit. dos lepta, que es un cuadrante.