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El hombre de la mano seca(A)

Saliendo de allí, fue a la sinagoga de ellos. 10 Y había allí uno que tenía seca una mano. Para poder acusar a Jesús, le preguntaron:

—¿Está permitido sanar en sábado?

11 Él les dijo:

—¿Qué hombre entre vosotros, si tiene una oveja y ésta se le cae en un hoyo, en sábado, no le echa mano y la saca? 12 Pero, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, está permitido hacer el bien en sábado.

13 Entonces dijo a aquel hombre:

—Extiende tu mano.

Él la extendió y le fue restaurada sana como la otra. 14 Salieron entonces los fariseos y se confabularon contra Jesús para destruirlo.

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El hombre de la mano seca(A)

Otra vez entró Jesús en la sinagoga. Había allí un hombre que tenía seca una mano. Y lo acechaban para ver si lo sanaría en sábado, a fin de poder acusarlo. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca:

—Levántate y ponte en medio.

Y les preguntó:

—¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?

Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre:

—Extiende tu mano.

Él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.

Salieron entonces los fariseos y se confabularon con los herodianos para destruirlo.

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