³² Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio.

¹⁰ A los casados doy la siguiente orden (no yo, sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. ¹¹ Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.