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Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán

33 Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón. Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas. De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios, mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.

Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot. Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto. Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol. Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara. Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí. 10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo. 11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca. 13 Salieron de Dofca y acamparon en Alús. 14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber. 15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí. 16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot-hataava. 17 Salieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot. 18 Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma. 19 Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres. 20 Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libna. 21 Salieron de Libna y acamparon en Rissa. 22 Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata. 23 Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer. 24 Salieron del monte de Sefer y acamparon en Harada. 25 Salieron de Harada y acamparon en Macelot. 26 Salieron de Macelot y acamparon en Tahat. 27 Salieron de Tahat y acamparon en Tara. 28 Salieron de Tara y acamparon en Mitca. 29 Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona. 30 Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot. 31 Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán. 32 Salieron de Bene-jaacán y acamparon en el monte de Gidgad. 33 Salieron del monte de Gidgad y acamparon en Jotbata. 34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona. 35 Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber. 36 Salieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades. 37 Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.

38 Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió(A) a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes. 39 Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.

40 Y el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido los hijos de Israel.(B)

41 Y salieron del monte de Hor y acamparon en Zalmona. 42 Salieron de Zalmona y acamparon en Punón. 43 Salieron de Punón y acamparon en Obot. 44 Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab. 45 Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad. 46 Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim. 47 Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo. 48 Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.

Límites y repartición de Canaán

50 Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 51 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, 52 echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; 53 y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad. 54 Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis. 55 Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis. 56 Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.

Ruta de Israel por el desierto

33 Cuando los israelitas salieron de Egipto bajo la dirección de Moisés y de Aarón, marchaban ordenadamente, como un ejército. Por orden del Señor, Moisés anotaba cada uno de los lugares de donde partían y adonde llegaban. Esta es la ruta que siguieron:

El día quince del mes primero, un día después de la Pascua, los israelitas partieron de Ramsés. Marcharon con aire triunfal a la vista de todos los egipcios, mientras estos sepultaban a sus primogénitos, a quienes el Señor había herido de muerte. El Señor también dictó sentencia contra los dioses egipcios.

Los israelitas partieron de Ramsés y acamparon en Sucot.

Partieron de Sucot y acamparon en Etam, en los límites del desierto.

Partieron de Etam, pero volvieron a Pi Hajirot, al este de Baal Zefón, y acamparon cerca de Migdol.

Partieron de Pi Hajirot y cruzaron el mar hasta llegar al desierto. Después de andar tres días por el desierto de Etam, acamparon en Mara.

Partieron de Mara con dirección a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras, y acamparon allí.

10 Partieron de Elim y acamparon cerca del mar Rojo.

11 Partieron del mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.

12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá.

13 Partieron de Dofcá y acamparon en Alús.

14 Partieron de Alús y acamparon en Refidín, donde los israelitas no tenían agua para beber.

15 Partieron de Refidín y acamparon en el desierto de Sinaí.

16 Partieron del desierto de Sinaí y acamparon en Quibrot Hatavá.

17 Partieron de Quibrot Hatavá y acamparon en Jazerot.

18 Partieron de Jazerot y acamparon en Ritmá.

19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimón Peres.

20 Partieron de Rimón Peres y acamparon en Libná.

21 Partieron de Libná y acamparon en Risá.

22 Partieron de Risá y acamparon en Celata.

23 Partieron de Celata y acamparon en el monte Séfer.

24 Partieron del monte Séfer y acamparon en Jaradá.

25 Partieron de Jaradá y acamparon en Maquelot.

26 Partieron de Maquelot y acamparon en Tajat.

27 Partieron de Tajat y acamparon en Téraj.

28 Partieron de Téraj y acamparon en Mitca.

29 Partieron de Mitca y acamparon en Jasmoná.

30 Partieron de Jasmoná y acamparon en Moserot.

31 Partieron de Moserot y acamparon en Bené Yacán.

32 Partieron de Bené Yacán y acamparon en Hor de Guidgad.

33 Partieron de Hor de Guidgad y acamparon en Jotbata.

34 Partieron de Jotbata y acamparon en Abroná.

35 Partieron de Abroná y acamparon en Ezión Guéber.

36 Partieron de Ezión Guéber y acamparon en Cades, en el desierto de Zin.

37 Partieron de Cades y acamparon en el monte Hor, en la frontera con Edom. 38 Por orden del Señor, el sacerdote Aarón subió al monte Hor, donde murió el día primero del mes quinto, cuarenta años después de que los israelitas habían salido de Egipto. 39 Aarón murió en el monte Hor a la edad de ciento veintitrés años.

40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Néguev de Canaán, se enteró de que los israelitas se acercaban.

41 Partieron del monte Hor y acamparon en Zalmona.

42 Partieron de Zalmona y acamparon en Punón.

43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.

44 Partieron de Obot y acamparon en Iyé Abarín, en la frontera con Moab.

45 Partieron de Iyé Abarín y acamparon en Dibón Gad.

46 Partieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblatayin.

47 Partieron de Almón Diblatayin y acamparon en los campos de Abarín, cerca de Nebo.

48 Partieron de los montes de Abarín y acamparon en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó. 49 Acamparon a lo largo del Jordán, desde Bet Yesimot hasta Abel Sitín, en las llanuras de Moab.

Instrucciones acerca de la tierra prometida

50 Allí en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, el Señor dijo a Moisés: 51 «Habla con los israelitas y diles que, una vez que crucen el Jordán y entren en Canaán, 52 deberán expulsar del país a todos sus habitantes y destruir todos los ídolos e imágenes fundidas que ellos tienen. Ordénales que arrasen todos sus altares paganos 53 y conquisten la tierra y la habiten, porque yo se la he dado a ellos como heredad. 54 La tierra deberán repartirla por sorteo, según sus clanes. La tribu más numerosa recibirá la heredad más grande, mientras que la tribu menos numerosa recibirá la heredad más pequeña. Todo lo que les toque en el sorteo será de ellos, y recibirán su heredad según sus familias patriarcales.

55 »Pero si no expulsan a los habitantes de la tierra que ustedes van a poseer, sino que los dejan allí, esa gente les causará problemas, como si tuvieran clavadas astillas en los ojos y espinas en los costados. 56 Entonces yo haré con ustedes lo que había pensado hacer con ellos».

Defensa de Pablo ante Félix

24 Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando este fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo:

Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos.

Los judíos también confirmaban, diciendo ser así todo.

10 Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, este respondió:

Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. 11 Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; 12 y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; 13 ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. 14 Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; 15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. 16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. 17 Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. 18 Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto.(A) 19 Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. 20 O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, 21 a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.(B)

22 Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. 23 Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él.

24 Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. 25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. 26 Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. 27 Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.

Pablo apela a César

25 Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después. Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron, pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino. Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombre, acúsenle.

Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo. Cuando este llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar; alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada. Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? 10 Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien. 11 Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que estos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo. 12 Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás.

Pablo ante Agripa y Berenice

13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a Festo. 14 Y como estuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey la causa de Pablo, diciendo: Un hombre ha sido dejado preso por Félix, 15 respecto al cual, cuando fui a Jerusalén, se me presentaron los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo condenación contra él. 16 A estos respondí que no es costumbre de los romanos entregar alguno a la muerte antes que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusación. 17 Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal, mandé traer al hombre. 18 Y estando presentes los acusadores, ningún cargo presentaron de los que yo sospechaba, 19 sino que tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su religión, y de un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo. 20 Yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas. 21 Mas como Pablo apeló para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mandé que le custodiasen hasta que le enviara yo a César. 22 Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana le oirás.

23 Al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído Pablo. 24 Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros, aquí tenéis a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir más. 25 Pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como él mismo apeló a Augusto, he determinado enviarle a él. 26 Como no tengo cosa cierta que escribir a mi señor, le he traído ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle, tenga yo qué escribir. 27 Porque me parece fuera de razón enviar un preso, y no informar de los cargos que haya en su contra.

El proceso ante Félix

24 Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías bajó a Cesarea con algunos de los líderes religiosos y un abogado llamado Tértulo, para presentar ante el gobernador las acusaciones contra Pablo. Cuando se hizo comparecer al acusado, Tértulo expuso su caso ante Félix:

—Excelentísimo Félix, bajo su mandato hemos disfrutado de un largo período de paz, y gracias a la previsión suya se han llevado a cabo reformas en pro de esta nación. En todas partes y en toda ocasión reconocemos esto con profunda gratitud. Pero a fin de no importunarlo más, le ruego que, con la bondad que lo caracteriza, nos escuche brevemente. Hemos descubierto que este hombre es una plaga que por todas partes anda provocando disturbios entre los judíos. Es jefe de la secta de los nazarenos. Incluso trató de profanar el Templo; por eso lo prendimos. [a] Usted mismo, al interrogarlo, podrá cerciorarse de la verdad de todas las acusaciones contra él.

Los judíos corroboraron la acusación al afirmar que todo esto era cierto. 10 Cuando el gobernador le concedió la palabra con un gesto, Pablo respondió:

—Sé que desde hace muchos años usted ha sido juez de esta nación; así que de buena gana presento mi defensa. 11 Usted puede comprobar fácilmente que no hace más de doce días que subí a Jerusalén para adorar. 12 Mis acusadores no me encontraron discutiendo con nadie en el Templo ni promoviendo motines entre la gente en las sinagogas ni en ninguna otra parte de la ciudad. 13 Tampoco pueden probarle a usted las cosas de que ahora me acusan. 14 Sin embargo, esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino que mis acusadores llaman secta, pues estoy de acuerdo con todo lo que enseña la Ley y creo lo que está escrito en los Profetas. 15 Tengo en Dios la misma esperanza que estos hombres profesan, de que habrá una resurrección de los justos y de los injustos. 16 En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres.

17 »Después de una ausencia de varios años, volví a Jerusalén para traerle donativos a mi pueblo y presentar ofrendas. 18 En esto estaba, habiéndome ya purificado, cuando me encontraron en el Templo. No me acompañaba ninguna multitud ni estaba implicado en ningún disturbio. 19 Los que me vieron eran algunos judíos de la provincia de Asia, y son ellos los que deberían estar delante de usted para formular sus acusaciones, si es que tienen algo contra mí. 20 De otro modo, estos que están aquí deberían declarar qué delito hallaron en mí cuando comparecí ante el Consejo, 21 a no ser lo que exclamé en presencia de ellos: “Es por la resurrección de los muertos por lo que hoy estoy siendo juzgado delante de ustedes”.

22 Entonces Félix, que estaba bien informado del Camino, suspendió la sesión.

—Cuando venga el comandante Lisias, decidiré su caso —dijo.

23 Luego ordenó al centurión que mantuviera custodiado a Pablo, pero que le diera cierta libertad y que no impidiera que sus amigos lo atendieran.

24 Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25 Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez». 26 Félix también esperaba que Pablo le ofreciera dinero; por eso mandaba llamarlo con frecuencia y conversaba con él.

27 Transcurridos dos años, Félix tuvo como sucesor a Porcio Festo, pero como Félix quería congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.

El proceso ante Festo

25 Tres días después de llegar a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén. Entonces los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos presentaron sus acusaciones contra Pablo. Insistentemente, pidieron a Festo que hiciera el favor de trasladar a Pablo a Jerusalén. Lo cierto es que ellos estaban preparando una emboscada para matarlo en el camino. Festo respondió: «Pablo está preso en Cesarea y yo mismo partiré en breve para allá. Que vayan conmigo algunos de los dirigentes de ustedes y formulen allí sus acusaciones contra él, si es que ha hecho algo malo».

Después de pasar entre los judíos unos ocho o diez días, Festo bajó a Cesarea y al día siguiente convocó al tribunal y mandó que trajeran a Pablo. Cuando este se presentó, los judíos que habían bajado de Jerusalén lo rodearon, formulando contra él muchas acusaciones graves que no podían probar.

Pablo se defendía:

—No he cometido ninguna falta ni contra la Ley de los judíos ni contra el Templo ni contra el césar.

Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, le preguntó:

—¿Estás dispuesto a subir a Jerusalén para ser juzgado allí ante mí?

10 Pablo contestó:

—Ya estoy ante el tribunal del césar, que es donde se me debe juzgar. No he agraviado a los judíos, como usted sabe muy bien. 11 Si soy culpable de haber hecho algo que merezca la muerte, no me niego a morir. Pero si no son ciertas las acusaciones que estos judíos formulan contra mí, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos para complacerlos. ¡Apelo al césar!

12 Después de consultar con sus asesores, Festo declaró:

—Has apelado al césar. ¡Al césar irás!

Festo consulta al rey Agripa

13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para saludar a Festo. 14 Como se entretuvieron allí varios días, Festo presentó al rey el caso de Pablo.

—Hay aquí un hombre —le dijo—, que Félix dejó preso. 15 Cuando fui a Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos de los judíos presentaron acusaciones contra él y exigieron que se le condenara. 16 Les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a ninguna persona sin antes concederle al acusado un careo con sus acusadores, y darle la oportunidad de defenderse de los cargos. 17 Cuando acudieron a mí, no dilaté el caso, sino que convoqué al tribunal el día siguiente y mandé traer a este hombre. 18 Al levantarse para hablar, sus acusadores no alegaron en su contra ninguno de los delitos que yo había supuesto. 19 Más bien, tenían contra él algunas cuestiones tocantes a su propia religión y sobre un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. 20 Yo no sabía cómo investigar tales cuestiones, así que le pregunté si estaba dispuesto a ir a Jerusalén para ser juzgado allí con respecto a esos cargos. 21 Pero como Pablo apeló para que se le reservara el fallo al emperador, ordené que quedara detenido hasta ser remitido al césar.

22 —A mí también me gustaría oír a ese hombre —dijo Agripa a Festo.

—Pues mañana mismo lo oirá usted —contestó Festo.

Pablo ante Agripa(A)

23 Al día siguiente Agripa y Berenice se presentaron con gran pompa, y entraron en la sala de la audiencia acompañados por oficiales de alto rango y por las personalidades más distinguidas de la ciudad. Festo mandó que trajeran a Pablo 24 y dijo:

—Rey Agripa y todos los presentes: Aquí tienen a este hombre. Todo el pueblo judío me ha presentado una demanda contra él, tanto en Jerusalén como aquí en Cesarea, pidiendo a gritos su muerte. 25 He llegado a la conclusión de que él no ha hecho nada que merezca la muerte, pero como apeló al emperador, he decidido enviarlo a Roma. 26 El problema es que no tengo definido nada que escribir al soberano acerca de él. Por eso lo he hecho comparecer ante ustedes, y especialmente delante de usted, rey Agripa, para que, como resultado de esta investigación, tenga yo algunos datos para mi carta; 27 me parece absurdo enviar un preso sin especificar los cargos contra él.

Footnotes

  1. 24:6-7 Algunos manuscritos agregan lo siguiente: prendimos y quisimos juzgarlo según nuestra Ley. Pero el comandante Lisias intervino, y con mucha fuerza lo arrebató de nuestras manos y mandó que sus acusadores se presentaran ante usted.