Add parallel Print Page Options

Agua de la roca

20 Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.

Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber. Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.

10 Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? 11 Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. 12 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado. 13 Estas son las aguas de la rencilla,[a] por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.(A)

Edom rehúsa dar paso a Israel

14 Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido; 15 cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres; 16 y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras. 17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio. 18 Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado. 19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más. 20 Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte. 21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.

Aarón muere en el Monte Hor

22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor. 23 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: 24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla. 25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor, 26 y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá. 27 Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación. 28 Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte,(B) y Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29 Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas las familias de Israel.

El rey de Arad ataca a Israel

21 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel(C) por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros. Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades. Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.[b]

La serpiente de bronce

Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom;(D) y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta;(E) y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

Los israelitas rodean la tierra de Moab

10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot. 11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol. 12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered. 13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo. 14 Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová:

Lo que hizo en el Mar Rojo,

Y en los arroyos de Arnón;

15 Y a la corriente de los arroyos

Que va a parar en Ar,

Y descansa en el límite de Moab.

16 De allí vinieron a Beer:[c] este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua. 17 Entonces, cantó Israel este cántico:

Sube, oh pozo; a él cantad;

18 Pozo, el cual cavaron los señores.

Lo cavaron los príncipes del pueblo,

Y el legislador, con sus báculos.

Del desierto vinieron a Matana, 19 y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot; 20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.

Israel derrota a Sehón

(Dt. 2.26-37)

21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo: 22 Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio. 23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel. 24 Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte. 25 Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas. 26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón. 27 Por tanto dicen los proverbistas:

Venid a Hesbón,

Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.

28 Porque fuego salió de Hesbón,

Y llama de la ciudad de Sehón,

Y consumió a Ar de Moab,

A los señores de las alturas de Arnón.

29 ¡Ay de ti, Moab!

Pereciste, pueblo de Quemos.

Fueron puestos sus hijos en huida,

Y sus hijas en cautividad,

Por Sehón rey de los amorreos.

30 Mas devastamos el reino de ellos;

Pereció Hesbón hasta Dibón,

Y destruimos hasta Nofa y Medeba.

Israel derrota a Og de Basán

(Dt. 3.1-11)

31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo. 32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí. 33 Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei. 34 Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. 35 E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.

Balac manda llamar a Balaam

22 Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó. Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo. Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel. Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab. Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí. Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac. Él les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según Jehová me hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo? 10 Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 11 He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo. 12 Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es. 13 Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros. 14 Y los príncipes de Moab se levantaron, y vinieron a Balac y dijeron: Balaam no quiso venir con nosotros.

15 Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los otros; 16 los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí; 17 porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo. 18 Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande. 19 Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová. 20 Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.

El ángel y el asna de Balaam

21 Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. 22 Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. 23 Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. 24 Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. 25 Y viendo el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla. 26 Y el ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda. 27 Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. 28 Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? 29 Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! 30 Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No.

31 Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. 32 Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. 33 El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva. 34 Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. 35 Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.

36 Oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, que está al extremo de su territorio. 37 Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte? 38 Balaam respondió a Balac: He aquí yo he venido a ti; mas ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré. 39 Y fue Balaam con Balac, y vinieron a Quiriat-huzot. 40 Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes que estaban con él.

Balaam bendice a Israel

41 El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.

Footnotes

  1. Números 20:13 Heb. Meriba.
  2. Números 21:3 Esto es, Destrucción.
  3. Números 21:16 Esto es, Pozo.

El agua de la roca

20 Toda la comunidad israelita llegó al desierto de Zin el mes primero y acampó en Cades. Fue allí donde Miriam murió y fue sepultada.

Como hubo una gran escasez de agua, los israelitas se amotinaron contra Moisés y Aarón, y le reclamaron a Moisés: «¡Ojalá también hubiéramos muerto cuando nuestros hermanos cayeron muertos en presencia del Señor! ¿No somos acaso la asamblea del Señor? ¿Para qué nos trajiste a este desierto a morir con nuestro ganado? ¿Para qué nos sacaste de Egipto y nos metiste en este horrible lugar? Aquí no hay semillas, ni higueras, ni viñas, ni granados, ¡y ni siquiera hay agua para beber!».

Moisés y Aarón se apartaron de la asamblea y fueron a la entrada de la Tienda de reunión, donde se postraron rostro en tierra. Entonces la gloria del Señor se manifestó ante ellos, y el Señor dijo a Moisés: «Toma la vara y reúne a la asamblea. En presencia de esta, tú y tu hermano ordenarán a la roca que dé agua. Así harán que de ella brote agua, y darán de beber a la asamblea y a su ganado».

Tal como el Señor se lo había ordenado, Moisés tomó la vara que estaba ante el Señor. 10 Luego Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca, y Moisés dijo: «¡Escuchen, rebeldes! ¿Acaso tenemos que sacarles agua de esta roca?». 11 Dicho esto, levantó la mano y dos veces golpeó la roca con la vara, y brotó agua en abundancia, de la cual bebieron la asamblea y su ganado.

12 El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haber confiado en mí ni haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no serán ustedes los que lleven a esta comunidad a la tierra que les he dado».

13 A estas aguas se les conoce como la fuente de Meribá,[a] porque fue allí donde los israelitas discutieron con el Señor, y donde él manifestó su santidad.

Edom niega el paso a Israel

14 Desde Cades, Moisés envió emisarios al rey de Edom, con este mensaje:

«Así dice tu hermano Israel: Tú conoces bien todas las dificultades que hemos encontrado. 15 Sabes que nuestros antepasados fueron a Egipto, donde durante muchos años vivimos, y que los egipcios nos maltrataron a nosotros y a nuestros antepasados. 16 También sabes que clamamos al Señor, y que él escuchó nuestra súplica y nos envió a un ángel que nos sacó de Egipto.

»Ya estamos en Cades, población que está en las inmediaciones de tu territorio. 17 Solo te pedimos que nos dejes cruzar por tus dominios. Te prometo que no entraremos en ningún campo ni viña; tampoco beberemos agua de ningún pozo. Nos limitaremos a pasar por el camino real, sin apartarnos de él para nada, hasta que salgamos de tu territorio».

18 Pero el rey de Edom mandó a decir:

«No crucen por mis dominios; de lo contrario, saldré con mi ejército y los atacaré».

19 Los israelitas insistieron:

«Solo pasaremos por el camino principal y, si nosotros o nuestro ganado llegamos a beber agua de tus pozos, te lo pagaremos. Lo único que pedimos es que nos permitas pasar por él».

20 Pero el rey fue tajante en su respuesta:

«¡Por aquí no pasarán!».

Y salió contra ellos con un poderoso ejército, 21 resuelto a no dejarlos cruzar por su territorio. Así que los israelitas se vieron obligados a ir por otro camino.

Muerte de Aarón

22 Toda la comunidad israelita partió de Cades y llegó al monte Hor, 23 cerca de la frontera de Edom. Allí el Señor dijo a Moisés y a Aarón: 24 «Pronto Aarón partirá de este mundo, de modo que no entrará en la tierra que he dado a los israelitas porque ustedes dos se rebelaron contra la orden que les di en la fuente de Meribá. 25 Así que lleva a Aarón y a su hijo Eleazar al monte Hor. 26 Allí quitarás a Aarón sus vestiduras sacerdotales y se las pondrás a su hijo Eleazar, pues allí Aarón morirá y se reunirá con sus antepasados».

27 Moisés llevó a cabo lo que el Señor le ordenó. A la vista de todo el pueblo, los tres subieron al monte Hor. 28 Moisés le quitó a Aarón las vestiduras sacerdotales y se las puso a Eleazar. Allí, en la cumbre del monte, murió Aarón. Luego Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29 Y cuando todo el pueblo se enteró de que Aarón había muerto, lo lloró durante treinta días.

Derrota de Arad

21 Cuando el cananeo que reinaba en la ciudad de Arad y vivía en el Néguev se enteró de que los israelitas venían por el camino de Atarín, los atacó y capturó a algunos de ellos. Entonces el pueblo de Israel hizo esta promesa al Señor: «Si tú nos aseguras la victoria sobre este enemigo, destruiremos por completo sus ciudades». El Señor atendió a la súplica de los israelitas y les concedió la victoria sobre los cananeos, a los que destruyeron por completo, junto con sus ciudades. Por eso a aquel lugar se le llamó Jormá.[b]

La serpiente de bronce

Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el camino se impacientaron y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés:

—¿Para qué nos trajeron ustedes de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida!

Por eso el Señor mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los mordieran, y muchos israelitas murieron. El pueblo se acercó entonces a Moisés y dijo:

—Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes.

Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo:

—Hazte una serpiente y ponla en un asta. Todos los que sean mordidos y la miren, vivirán.

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Los que eran mordidos miraban a la serpiente de bronce y vivían.

En camino a Moab

10 Los israelitas se pusieron en marcha y acamparon en Obot. 11 De allí partieron y acamparon en Iyé Abarín, que está en el desierto, al este de Moab. 12 De allí partieron y acamparon en el valle de Zéred. 13 De allí partieron y acamparon al otro lado del río Arnón, que está en el desierto que se extiende desde el territorio de los amorreos. El río Arnón sirve de frontera entre el territorio de los moabitas y el de los amorreos. 14 Por eso puede leerse en el libro de las guerras del Señor:

«…pasamos por Vaheb, en Sufá,
por los valles y el Arnón; 15     la ladera de los valles
que se extienden hasta la región de Ar
    y la frontera de Moab».

16 De allí continuaron hasta Ber, el pozo donde el Señor dijo a Moisés: «Reúne al pueblo y les daré agua».

17 En esa ocasión Israel entonó este cántico:

«¡Que brote agua del pozo!
    ¡Canten en su honor!
18 ¡Pozo que cavaron los príncipes,
    y que los nobles del pueblo abrieron con sus cetros y bastones de mando!».

Desde el desierto se dirigieron a Mataná; 19 de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en la región de Moab, hasta la cumbre del monte Pisgá, desde donde puede verse el desierto de Jesimón.

Victoria sobre Sijón

21 Israel envió mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, con este mensaje:

22 «Te pido que nos dejes pasar por tu territorio. Te prometo que no entraremos en ningún campo ni viña, ni beberemos agua de ningún pozo. Nos limitaremos a pasar por el camino real, hasta que salgamos de tu territorio».

23 Pero Sijón no dejó que los israelitas pasaran por su territorio. Más bien, reunió a sus tropas y salió a hacerles frente en el desierto. Cuando llegó a Yahaza, los atacó. 24 Pero los israelitas lo derrotaron y se apoderaron de su territorio, desde el río Arnón hasta el río Jaboc, es decir, hasta la frontera de los amonitas, la cual estaba fortificada. 25 Israel se apoderó de todas las ciudades amorreas y se estableció en ellas, incluso en Hesbón y en todas sus aldeas. 26 Hesbón era la ciudad capital de Sijón, rey de los amorreos, quien había luchado en contra del anterior rey de Moab, conquistando todo su territorio, hasta el río Arnón.

27 Por eso dicen los poetas:

«Vengan a Hesbón, la ciudad de Sijón.
    ¡Reconstrúyanla! ¡Restáurenla!

28 »Porque de Hesbón ha salido fuego;
    de la ciudad de Sijón salieron llamas.
¡Y consumieron a Ar de Moab
    y los que habitan las alturas del Arnón!
29 ¡Ay de ti, Moab!
    ¡Estás destruido, pueblo de Quemós!
Tu dios convirtió a tus hijos en fugitivos
    y a tus hijas en prisioneras de Sijón,
    rey de los amorreos.

30 »Los hemos destruido por completo,
    desde Hesbón hasta Dibón.
Los devastamos hasta Nofa,
    ¡los destruimos hasta Medeba!».

31 Así fue como Israel se estableció en la tierra de los amorreos.

Victoria sobre el rey Og de Basán

32 Moisés también envió a explorar la ciudad de Jazer, y los israelitas se apoderaron de sus aldeas, expulsando a los amorreos que vivían allí. 33 Al volver, tomaron el camino de Basán; entonces el rey Og, que gobernaba ese país, salió con su ejército para hacerles frente en Edrey.

34 Pero el Señor dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque voy a entregar en tus manos a Og con su ejército y su territorio. Harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey de los amorreos que vivía en Hesbón».

35 Así fue como los israelitas mataron a Og, a sus hijos y a todo su ejército, hasta no dejar sobreviviente, y se apoderaron de su territorio.

Balac manda llamar a Balán

22 Los israelitas se pusieron otra vez en marcha y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, a la altura de Jericó.

Cuando Balac, hijo de Zipor, se dio cuenta de todo lo que Israel había hecho con los amorreos, los moabitas sintieron mucho miedo de los israelitas. Estaban verdaderamente aterrorizados de ellos, porque eran muchísimos.

Entonces dijeron los moabitas a los jefes de Madián: «¡Esta muchedumbre devorará todo lo que hay a nuestro alrededor, como cuando el ganado devora la hierba del campo!».

En aquel tiempo, Balac, hijo de Zipor, era rey de Moab; así que mandó llamar a Balán, hijo de Beor, quien vivía en Petor, a orillas del río Éufrates, en la tierra de los amavitas.[c] Balac mandó a decirle:

«Hay un pueblo que salió de Egipto, y que ahora cubre toda la tierra y ha venido a asentarse cerca de mí. Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Tal vez así pueda yo vencerlos y echarlos fuera del país. Yo sé que a quien tú bendices queda bendito y a quien tú maldices queda maldito».

Los jefes de Moab y de Madián fueron a dar a Balán el mensaje que Balac enviaba y llevaron consigo dinero para pagarle sus adivinaciones.

Balán los invitó a pasar allí la noche, prometiendo comunicarles después lo que el Señor dijera. Y los oficiales se quedaron con él.

Dios apareció a Balán y dijo:

—¿Quiénes son estos hombres que están contigo?

10 Balán respondió:

—Son los mensajeros que envió Balac, hijo de Zipor, que es el rey de Moab. Los envió a decirme: 11 “Un pueblo que salió de Egipto cubre ahora toda la tierra. Ven a maldecirlos por mí. Tal vez así pueda yo luchar contra ellos y echarlos fuera de mi territorio”.

12 Pero Dios dijo a Balán:

—No irás con ellos ni pronunciarás ninguna maldición sobre los israelitas, porque son un pueblo bendito.

13 La mañana siguiente Balán se levantó y dijo a los oficiales enviados por Balac: «Regresen a su tierra, porque el Señor no quiere que yo vaya con ustedes».

14 Los oficiales moabitas regresaron adonde estaba Balac y dijeron: «Balán no quiere venir con nosotros».

15 Balac envió entonces a otros oficiales, más numerosos y distinguidos que los primeros, 16 quienes fueron y dijeron a Balán:

—Esto es lo que dice Balac, hijo de Zipor: No permitas que nada te impida venir a verme, 17 porque yo te recompensaré con creces y haré todo lo que tú me pidas. Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo.

18 Pero Balán respondió a los siervos de Balac:

—Aun si Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada grande ni pequeño, sino ajustarme al mandamiento del Señor mi Dios. 19 Ustedes pueden también quedarse aquí esta noche, mientras yo averiguo si el Señor quiere decirme alguna otra cosa.

20 Aquella noche Dios se apareció a Balán y dijo: «Ya que estos hombres han venido a llamarte, ve con ellos, pero solo harás lo que yo te ordene».

Balán y su burra

21 Balán se levantó por la mañana, ensilló su burra y partió con los oficiales de Moab. 22 Mientras iba con ellos, la ira de Dios se encendió y en el camino el ángel del Señor se hizo presente, dispuesto a no dejarlo pasar. Balán iba montado en su burra y sus dos criados lo acompañaban. 23 Cuando la burra vio al ángel del Señor en medio del camino con la espada desenvainada, se apartó del camino y se fue por el campo. Pero Balán la golpeó para hacerla volver al camino.

24 El ángel del Señor se detuvo en un sendero estrecho que estaba entre dos viñas, con cercos de piedra en ambos lados. 25 Cuando la burra vio al ángel del Señor, se arrimó contra la pared, apretando el pie de Balán contra ella. Entonces Balán volvió a pegarle.

26 El ángel del Señor se les adelantó y se detuvo en un lugar más estrecho, donde ya no había hacia dónde ir, ni a derecha ni a izquierda. 27 Cuando la burra vio al ángel del Señor, se echó al suelo con Balán encima. Entonces se encendió la ira de Balán y golpeó a la burra con un palo. 28 Pero el Señor hizo hablar a la burra, y esta dijo a Balán:

—¿Se puede saber qué te he hecho, para que me hayas pegado tres veces?

29 Balán respondió:

—¡Te has venido burlando de mí! Si hubiera tenido una espada en la mano, te habría matado de inmediato.

30 La burra contestó a Balán:

—¿Acaso no soy la burra sobre la que siempre has montado hasta el día de hoy? ¿Alguna vez te hice algo así?

—No —respondió Balán.

31 El Señor abrió los ojos de Balán y este pudo ver en el camino al ángel del Señor empuñando la espada. Entonces, Balán se inclinó y se postró rostro en tierra.

32 El ángel del Señor preguntó:

—¿Por qué golpeaste tres veces a tu burra? ¿No te das cuenta de que vengo dispuesto a no dejarte pasar porque he visto que tus caminos son malos?[d] 33 Cuando la burra me vio, se apartó de mí tres veces. De no haber sido por ella, tú estarías ya muerto y ella seguiría con vida.

34 Balán dijo al ángel del Señor:

—He pecado. No me di cuenta de tu presencia en el camino para cerrarme el paso. Ahora bien, como esto te parece mal, voy a regresar.

35 Pero el ángel del Señor dijo a Balán:

—Ve con esos hombres, pero limítate a decir solo lo que yo te mande.

Y Balán se fue con los oficiales que Balac había enviado.

Balac se encuentra con Balán

36 Cuando Balac se enteró de que Balán venía, salió a recibirlo en una ciudad moabita que está en la frontera del río Arnón. 37 Balac dijo a Balán:

—¿Acaso no te mandé llamar? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Crees que no soy capaz de recompensarte?

38 —¡Bueno, ya estoy aquí! —contestó Balán—. Solo que no podré decir nada que Dios no ponga en mi boca.

39 De allí se fueron Balán y Balac a Quiriat Jusot. 40 Balac ofreció en sacrificio vacas y ovejas, y las compartió con Balán y los oficiales que estaban con él. 41 A la mañana siguiente, Balac llevó a Balán a Bamot Baal, desde donde Balán pudo ver parte del campamento israelita.

Footnotes

  1. 20:13 En hebreo, Meribá significa altercado.
  2. 21:3 En hebreo, Jormá significa destrucción.
  3. 22:5 de los amavitas. Alt. de los hijos de su pueblo.
  4. 22:32 son malos (véanse LXX y Vulgata). Texto de difícil traducción.

Agua de la roca(A)

20 En el primer mes del año, los israelitas llegaron al desierto de Sin, y se quedaron por un tiempo en Cadés. Allí murió María, y allí fue enterrada.

Como la gente no tenía agua, se reunieron todos para protestar contra Moisés y Aarón, y le dijeron a Moisés:

—¡Ojalá hubiéramos muerto junto con los otros israelitas que hizo morir el Señor! ¿Para qué trajeron ustedes al pueblo del Señor a este desierto? ¿Acaso quieren que muramos nosotros y nuestro ganado? ¿Para qué nos sacaron de Egipto y nos trajeron a este lugar tan horrible? Aquí no se puede sembrar nada; no hay higueras, ni viñedos, ni granados; ¡ni siquiera hay agua para beber!

Moisés y Aarón se alejaron del pueblo y se fueron a la entrada de la tienda del encuentro, y allí se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. Entonces la gloria del Señor se les apareció, y el Señor le dijo a Moisés:

—Toma el bastón y, con la ayuda de tu hermano Aarón, reúne a la gente. Luego, delante de todos, ordénale a la roca que les dé agua, y verás que de la roca brotará agua para que beban ellos y el ganado.

Moisés tomó el bastón que estaba delante del Señor, tal como él se lo ordenó; 10 luego Moisés y Aarón reunieron a la gente delante de la roca, y Moisés les dijo:

—Escuchen, rebeldes: ¿acaso tendremos que sacar agua de esta roca para darles de beber?

11 Y diciendo esto, Moisés levantó la mano y golpeó dos veces la roca con el bastón, y brotó mucha agua. Así la gente y el ganado se pusieron a beber. 12 Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón:

—Puesto que ustedes no tuvieron confianza en mí ni me honraron delante de los israelitas, no entrarán con esta gente en el país que les he dado.

13 Ése es el manantial de Meribá, donde los israelitas le hicieron reclamaciones al Señor y él les mostró su santidad.

Edom no deja pasar a Israel

14 Desde Cadés, Moisés envió unos mensajeros al rey de Edom, a decirle: «Tus hermanos israelitas te mandan decir: “Tú bien sabes las dificultades por las que hemos pasado. 15 Nuestros antepasados se fueron a Egipto y vivieron allá mucho tiempo, pero los egipcios nos maltrataron a nosotros, igual que a nuestros antepasados; 16 entonces pedimos ayuda al Señor, y él escuchó nuestros gritos y envió un ángel y nos sacó de Egipto. Y aquí estamos ahora, en la ciudad de Cadés, en la frontera de tu país. 17 Te pedimos que nos dejes pasar por tu territorio. No pasaremos por los campos sembrados ni por los viñedos, ni beberemos agua de tus pozos. Iremos por el camino real, y no nos apartaremos de él hasta que hayamos cruzado tu territorio.”»

18 Pero el rey de Edom les respondió:

—¡No pasen por mi territorio, pues de lo contrario saldré a su encuentro con mi ejército!

19 Los israelitas le explicaron:

—Seguiremos el camino principal, y si nosotros o nuestro ganado llegamos a beber agua de tus pozos, te la pagaremos. Lo único que queremos es pasar a pie por tu territorio.

20 Pero el rey de Edom les contestó:

—¡Pues no pasarán!

Y salió al encuentro de los israelitas con un ejército fuerte y bien armado, 21 empeñado en no dejarlos pasar por su territorio. Entonces los israelitas buscaron otro camino.

Muerte de Aarón

22 Todo el pueblo de Israel salió de Cadés en dirección al monte Hor. 23 Allí, junto a la frontera de Edom, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón:

24 «Aarón va a morir, y no entrará en el país que yo he dado a los israelitas, porque junto al manantial de Meribá ustedes desobedecieron mis órdenes. 25 Tú, Moisés, lleva a Aarón y a su hijo Eleazar a la cumbre del monte Hor; 26 allí le quitarás a Aarón la ropa sacerdotal y se la pondrás a Eleazar. Aarón morirá allí.»

27 Moisés hizo lo que el Señor le ordenó. A la vista de todos los israelitas, subieron al monte Hor, 28 y allí Moisés le quitó a Aarón la ropa sacerdotal y se la puso a Eleazar. Allí mismo, en la cumbre del monte, murió Aarón; y Moisés y Eleazar bajaron del monte. 29 Al darse cuenta los israelitas de que Aarón había muerto, lloraron por él durante treinta días.

Conquista de Hormá

21 Cuando el rey cananeo de la ciudad de Arad, que vivía en el Négueb, oyó decir que los israelitas venían por el camino de Atarim, salió a pelear contra ellos e hizo algunos prisioneros. Entonces los israelitas prometieron al Señor que, si él les ayudaba a conquistar aquel país, ellos destruirían por completo todas sus ciudades. El Señor concedió a los israelitas lo que ellos le habían pedido, y les ayudó a derrotar a los cananeos, y los israelitas destruyeron por completo a los cananeos, lo mismo que a sus ciudades, por lo que a aquel lugar le pusieron por nombre Hormá.

La serpiente de bronce

Los israelitas salieron del monte Hor en dirección al Mar Rojo, dando un rodeo para no pasar por el territorio de Edom. En el camino, la gente perdió la paciencia y empezó a hablar contra Dios y contra Moisés. Decían:

—¿Para qué nos sacaron ustedes de Egipto? ¿Para hacernos morir en el desierto? No tenemos ni agua ni comida. ¡Ya estamos cansados de esta comida miserable!

El Señor les envió serpientes venenosas, que los mordieron, y muchos israelitas murieron. Entonces fueron a donde estaba Moisés y le dijeron:

—¡Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti! ¡Pídele al Señor que aleje de nosotros las serpientes!

Moisés pidió al Señor que perdonara a los israelitas, y el Señor le dijo:

—Hazte una serpiente como ésas, y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, que mire hacia la serpiente del asta, y se salvará.

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en el asta de una bandera, y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se salvaba.

Diversas etapas

10 Los israelitas siguieron su camino y acamparon en Obot. 11 De Obot siguieron adelante y acamparon en Iié-abarim, en el desierto, al oriente del territorio de Moab. 12 De allí siguieron y acamparon en el arroyo Zéred. 13 Luego siguieron adelante y acamparon al otro lado del río Arnón. Este río se encuentra en el desierto que se extiende desde el territorio de los amorreos, y sirve de frontera entre el territorio de Moab y el de los amorreos. 14 A eso se refiere lo que dice el Libro de las Guerras del Señor:

«Pasamos por Vaheb, en la región de Sufá,
por los arroyos y por el Arnón,
15 y por la orilla de los arroyos
que se extienden hasta la región de Ar
y llegan hasta la frontera de Moab.»

16 Del río Arnón siguieron hasta Beer. Allí está el pozo donde el Señor dijo a Moisés: «Reúne al pueblo y yo les daré agua.» 17 Fue en esta ocasión cuando los israelitas cantaron:

«¡Brota, agua del pozo!
¡Cántenle al pozo!
18 ¡Los jefes lo cavaron con sus varas de mando,
los nobles del pueblo lo abrieron con sus bastones!»

Del desierto continuaron los israelitas hasta Mataná; 19 de Mataná a Nahaliel, de Nahaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en el territorio de Moab, hacia las alturas de Pisgá, desde donde se ve el desierto.

Israel derrota al rey Sihón(B)

21 Los israelitas mandaron unos mensajeros a Sihón, rey de los amorreos, a que le dijeran: 22 «Quisiéramos pasar por tu territorio. No nos meteremos en los campos sembrados ni en los viñedos, ni beberemos agua de tus pozos. Atravesaremos tu territorio yendo por el camino real.»

23 Pero Sihón no dejó que los israelitas pasaran por su territorio, sino que juntó a toda su gente y salió al encuentro de ellos en el desierto, y al llegar a Jahas los atacó. 24 Pero los israelitas se defendieron y lo derrotaron, y ocuparon su territorio desde el río Arnón hasta el río Jaboc, es decir, hasta la frontera con el territorio de los amonitas, la cual estaba fortificada. 25 Así pues, Israel ocupó todas esas ciudades de los amorreos, es decir, Hesbón y sus pueblos dependientes, y se quedó a vivir en ellas. 26 Hesbón era la ciudad donde vivía Sihón, el rey de los amorreos. Sihón había estado en guerra con el anterior rey de Moab y le había quitado todo aquel territorio hasta el río Arnón. 27 Por eso dicen los poetas:

«¡Vengan a Hesbón,
la capital del rey Sihón!
¡Reconstrúyanla, fortifíquenla!
28 Desde Hesbón, la ciudad de Sihón,
brotaron las llamas de un incendio,
que destruyeron a Ar de Moab
y las alturas que dominan el Arnón.
29 ¡Lástima de ti, Moab!
¡Estás perdido, pueblo del dios Quemós!
Él ha dejado que tus hombres salgan huyendo,
que tus mujeres caigan en poder del rey Sihón.
30 Fue destruido el poder de Hesbón;
de Dibón a Nófah todo quedó en ruinas,
y el fuego llegó hasta Medebá.»

Israel derrota a Og, rey de Basán(C)

31 Así pues, Israel ocupó el territorio amorreo. 32 Además, Moisés envió algunos hombres a explorar la ciudad de Jazer, y los israelitas conquistaron las ciudades vecinas y expulsaron a los amorreos que vivían allí. 33 Después volvieron en dirección de Basán, pero Og, el rey de Basán, salió con todo su ejército a pelear contra ellos en Edrei. 34 Entonces el Señor dijo a Moisés: «No le tengas miedo, que yo voy a ponerlo en tus manos, junto con todo su ejército y su país, y tú harás con él lo mismo que hiciste con Sihón, el rey amorreo que vivía en Hesbón.»

35 Y así, los israelitas mataron a Og y a sus hijos, y a todo su ejército. No dejaron a nadie con vida, y se apoderaron de su territorio.

Balac manda llamar a Balaam

22 Los israelitas siguieron su camino y acamparon en las llanuras de Moab, al oriente del río Jordán, frente a Jericó.

Balac, hijo de Sipor, se fijó en lo que los israelitas habían hecho con los amorreos. También la gente de Moab se llenó de miedo al ver que los israelitas eran tan numerosos. Entonces dijo la gente de Moab a los ancianos de Madián: «Toda esta gente va a acabar con nuestra tierra, como un buey acaba con el pasto del campo.»

Por aquel tiempo Balac era rey de Moab, y mandó llamar a Balaam, hijo de Beor, quien se encontraba en Petor, junto al río Éufrates, en el país de Amav. Balac ordenó a sus mensajeros que dijeran a Balaam: «De Egipto ha venido un pueblo que se ha extendido por todo el país, y ahora se ha establecido delante de mí. Ven en seguida y maldice a este pueblo por mí, pues es más fuerte que nosotros. Quizá así pueda yo derrotarlos y expulsarlos del país. Yo sé que tus bendiciones y tus maldiciones siempre se cumplen.»

Los ancianos de Moab y de Madián se fueron con dinero en la mano para pagar las maldiciones, y al llegar a donde estaba Balaam le dieron el mensaje de parte de Balac. Y Balaam les dijo:

—Quédense aquí esta noche, y yo les responderé según lo que el Señor me ordene.

Y los ancianos de Moab se quedaron con él. Pero Dios se le apareció a Balaam, y le preguntó:

—¿Quiénes son esos hombres que están contigo?

10 Balaam le respondió:

—Balac, hijo de Sipor, que es rey de Moab, los envió a que me dijeran 11 que un pueblo ha salido de Egipto, y que se ha extendido por todo el país. Balac quiere que yo vaya en seguida a maldecirlos, para ver si así puede derrotarlos y echarlos fuera de su territorio.

12 Entonces Dios le dijo a Balaam:

—No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque a ese pueblo lo he bendecido yo.

13 Al día siguiente Balaam se levantó y les dijo a los jefes que había enviado Balac:

—Regresen a su tierra. El Señor no me permite ir con ustedes.

14 Los jefes de Moab regresaron a donde estaba Balac, y le dijeron:

—Balaam no quiso venir con nosotros.

15 Pero Balac insistió y volvió a enviar otros jefes, esta vez en mayor número y de más importancia que los primeros. 16 Ellos fueron a ver a Balaam y le dijeron:

—Balac, hijo de Sipor, te manda a decir: “Por favor, no te niegues a venir. 17 Yo te daré los más grandes honores, y haré todo lo que me pidas; pero ven y hazme el favor de maldecir a este pueblo.”

18 Pero Balaam les respondió:

—Aunque Balac me diera todo el oro y la plata que caben en su palacio, yo no podría hacer nada, ni grande ni pequeño, que fuera contra las órdenes del Señor mi Dios. 19 Sin embargo, quédense ustedes aquí también esta noche, y veré qué me dice esta vez el Señor.

20 Por la noche, Dios se le apareció a Balaam y le dijo:

—Si esos hombres han venido por ti, levántate y vete con ellos, pero tendrás que hacer solamente lo que yo te diga.

Balaam se encuentra con el ángel del Señor

21 Balaam se levantó al día siguiente, ensilló su asna y se fue con los jefes moabitas. 22 Balaam iba montado en su asna, y lo acompañaban dos criados suyos.

Pero Dios se enojó con él porque se había ido, y el ángel del Señor se interpuso en su camino para cerrarle el paso. 23 Cuando el asna vio que el ángel del Señor estaba en medio del camino con una espada en la mano, se apartó del camino y se fue por el campo; pero Balaam la golpeó para hacerla volver al camino. 24 Luego el ángel del Señor se paró en un lugar estrecho, donde el camino pasaba entre viñedos y tenía paredes de piedra a los dos lados. 25 Cuando el asna vio al ángel del Señor, se recostó contra una de las paredes, oprimiéndole la pierna a Balaam. Entonces Balaam le volvió a pegar. 26 Pero el ángel del Señor se adelantó a ellos y se paró en un lugar muy estrecho, donde no podía uno desviarse a ningún lado. 27 Cuando el asna vio al ángel del Señor, se echó al suelo. Entonces Balaam se enojó y la azotó con una vara. 28 En ese momento el Señor hizo que el asna hablara, y que le dijera a Balaam:

—¿Qué te he hecho? Con ésta van tres veces que me pegas.

29 —Te estás burlando de mí —le respondió Balaam—. Si tuviera a la mano un cuchillo, ahora mismo te mataría.

30 Pero el asna le dijo:

—Yo soy el asna que tú has montado toda tu vida, y bien sabes que nunca me he portado así contigo.

—Es verdad —respondió Balaam.

31 Entonces el Señor hizo que Balaam pudiera ver a su ángel, que estaba en medio del camino con una espada en la mano. Balaam se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, 32 pero el ángel del Señor le dijo:

—¿Por qué le pegaste tres veces a tu asna? Yo soy quien ha venido a cerrarte el paso, porque tu viaje me disgusta. 33 El asna me vio, y me esquivó las tres veces. Si no me hubiera esquivado, ya te hubiera yo matado, aunque a ella la habría dejado con vida.

34 Y Balaam respondió al ángel del Señor:

—He pecado, pues no sabía que tú estabas allí, cerrándome el camino. Si te parece mal que yo vaya, regresaré.

35 Pero el ángel del Señor le contestó:

—Puedes ir con esos hombres, pero dirás solamente lo que yo te diga.

Balac recibe a Balaam

Balaam se fue con los jefes que Balac había enviado, 36 y cuando Balac supo que Balaam venía, salió a recibirlo a una ciudad de Moab situada junto al río Arnón, en la frontera del país, 37 y le dijo:

—Te mandé a llamar con insistencia; ¿por qué no querías venir? ¿Pensabas que no soy capaz de hacerte muchos honores?

38 Y Balaam le respondió:

—Pues aquí estoy, ya vine a verte. Pero no tengo poder para hablar por mi cuenta; yo sólo podré decir lo que Dios me comunique.

39 Luego Balaam se fue con Balac a Quiriat-husot, 40 donde Balac mandó que mataran vacas y ovejas y que se las llevaran a Balaam y a los jefes que lo acompañaban.

41 A la mañana siguiente, Balac buscó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, desde donde pudo ver los alrededores del campamento de los israelitas.